felipe arratia

Wednesday, September 09, 2009

It's Only Love

Debe haber pocos ejercicios más inútiles, ociosos, gratuitos e injustos que buscar las mejores canciones de los Beatles. Pero en mi cabeza que a todo le arma rankings y listas, es el ansiolítico más a mano que tengo tras el desembarco de la salida de la discografía remasterizada de los cuatro de Liverpool.

Sería muy barsa pretender opinar sobre el trabajo de estas cintas remozadas. Cuando las escuche bien, veamos. Pero de momento, tener una excusa para escuchar una y otra y otra vez esos discos, es una experiencia inigualable. Es increíble: han pasado 40 años y la emoción sigue creciendo.

Necesito poner en algún espacio mis canciones favoritas de los Beatles. Este es el que tenía más a mano. Ponga usted las suyas, ¿ok?

30 I Need You
29 I Want You (She’s so Heavy)
28 Getting Better
27 Do You Know to Want a Secret
26 Eight Days a Week
25 Drive my Car
24 Taxman
23 Get Back
22 Hapiness is a Warm Gun
21 Across the Universe
20 Two of Us
19 Eleanor Rigby
18 Because
17 The Long and Winding Road
16 You’ve Got to Hide Your Love Away
15 Sun King
14 Ticket to Ride
13 She’s Leaving Home
12 Mother’s Nature Son
11 I’m Only Sleeping
10 Lovely Rita
9 Cry Baby Cry
8 Your Mother Should Know
7 I am the Walrus
6 Hey Bulldog
5 In my Life
4 Blackbird
3 Strawberry Fields Forever
2 A Day in the Life
1 I’m So Tired

Sunday, September 06, 2009

Me Da Igual que te sea Indiferente

¿Cómo haces para emocionarlos después de 18 años? ¿Cómo te motivas a ti mismo tras ir de ida y vuelta al lado oscuro más veces de las que puedes reconocer? ¿Cómo conectar con tres mil personas y hacer que tus melodías les revelen cosas de sí mismos? Es otro día más en la oficina para Babasónicos.

Ese viejo axioma de que el éxito es un poquito de talento y casi todo de rigor puede calzar perfecto en este caso. A saber: casi dos décadas de historia, nueve brillantes discos de estudio, casi ninguna fractura interna (una deserción: Dj Peggyn / un fallecido: Gabo) y una década donde se hizo carne todo lo que en los ’90 fue verbo: los discursos sobre anarquía, delirio y confusión se tornaron discos de platino, reconocimiento internacional y eternos tours. Si algo les dejaron los 90 fue el aprendizaje de saber moverse en la precariedad, usar con creatividad los recursos escasos y enfocarse en una sola cosa: LA CANCIÓN. Componer, componer y componer. Tocar, tocar y tocar. En festivales y en bares. En hoteles y desfiles. En tu casa. Donde sea.

En el 2002 la banda retomó su relación con Chile, la que había quedado en standy by cuatro años atrás (no vinieron en el tour de ‘Miami’) y ahora nos visitan una vez al año. Eso permite que los fans entendamos mejor de que se trata la misa Babasónica y leamos con atención las señales que siembran desde el escenario. Anoche hubo varias

Sábado 05 de septiembre, Teatro Caupolicán, 00:00 horas. Chile ya empató con Venezuela, Argentina ya perdió con Brasil. En el aire hay ánimo de tomarse revancha durante los próximos 80 minutos. Estoy nervioso, -como las dieciseis veces anteriores-, y me lo hacen saber. La familia sónica toma la escena y no doy más: me voy a hacer el aguante a la reja, tal como la última vez, en el Festival Universia Rock. Me siento extraño: con los años, cada vez se me hace menos soportable compartir con otros seres humanos los centímetros cuadrados, pero a la vez es lo que exige la excitación del momento.

Predecible, ‘Cuello Rojo’ abre los fuegos. Es el estándar de esta gira como número de apertura. Las más de tres mil almas aúllan con esa guitarra sucia cada vez más ausente en el cancionero de los de Lanús. Adrián comienza el jueguito de levantar su micrófono desde el pedestal amenzando con botarlo, buena metáfora del caos controlado que es la esencia babasónica: instalar la sensación artificiosa de que realmente mientras ellos toquen, tenemos permiso para hacer lo que se nos cante. A mí lado, un par de chicas se lo creen y se besan sin amor, generándome automática envidia.

Lo que sorprende es la aparición tempranera de ‘El Idolo’, (el mejor crescendo emotivo que compuso la banda desde ‘Irresponsables’). Que no me vengan con patrañas: el track es una canción de misa que derivó en himno pagano. Todos hermanados entonando “Cuaaaando yo me muera, haré una fiesta en donde nunca salga el sol…Donde amigos y enemigos brindarán porque regrese en la piel de un canción”. Gloria a Dios. Ahora arremete ‘El Colmo’, otra con cara de himno. Vemos cómo se paran los jugadores en la cancha: Mariano es dueño absoluto de la banda izquierda, con escasos desbordes a los costados; Tuñón se para al fondo, instalado mirando de lado y con unos lentes que ya se quisiera Stevie Wonder; Panza y Carca juegan a hacerse invisibles y a la derecha, Diego Uma parece haber regresado a 1994 con ese engañoso corte de pelo de niño bueno.

¿Y Adrián? Bueh, Adrián está entonando ‘Pendejo’ vestido con una mezcla entre chaqueta y chamanto, que sólo le podría quedar bien a él. El único guiño de la noche a ‘Jessico’ suena corrosivo en comparación con el catálogo reciente del quinteto; mientras tanto, el roadie y músico Luchi Camorra corre a despojar de su campera al acalorado Carca, mientras Diego Tuñon se decide derechamente a tocar de espaldas a la audiencia.

Durante la espléndida ‘Las Demás’, Mariano Roger toca su guitarra pero también hace gestos a la mesa de sonido y le da instrucciones a un par de asistentes sin dejar su condición del más piropeado por las chicas presentes. Tras la muerte de Gabo, el cuarentón hijo del actor Rolo Puente es hoy el DT de Babasónicos dentro de la cancha: sus miradas marcan timings y ‘Mucho’ es una obra que tiene como centro sus guitarrazos cancheros. Lo que viene es el regalito a la vieja guardia: tras siete años de no escucharla en vivo, suena ‘Seis Vírgenes Descalzas’. No puedo creerlo: entono a todo pulmón, pero a poco andar me doy cuenta de que estoy cantando solo. Es una sensación que tiene poco de cool y harto de snob. Callo. En mi cabeza, la canto a morir.

Coherente con su discurso, los chicos se centran en su última obra. Horas antes, Mariano me dijo que no se hacían cargo del rótulo de ‘clásicos’ porque eso es sinónimo de una banda que no avanza ni explora en su sonido. Para Babasónicos, la clave es vivir en puro presente y si eso significa quitarle el piso a sus obras maestras previas, pues se hace no más. El remix de ‘Pijamas’ que sale en ‘Mucho Más’, la enorme ‘Cómo eran Las Cosas’ y ‘Yo Anuncio’ les dan la razón: en esta última, Adrián adopta su clásica postura con un pie en uno de los retornos y a ratos se acerca al público para cantar con ellos. Se prendió el cantante.

Y si así está la cosa, qué mejor que lanzarse con ‘Irresponsables’. Es el peak definitivo de la noche y se justifica con creces. Es la síntesis sónica que conjuga jueguito kitsch, actitud rock y un exquisito estribillo que hace imposible no cantar con los ojos cerrados mientras el frontman le baila a Roger como si de un exorcismo se tratara. Llega el momento de la pausa y Mariano se queda solito en escena para recordarnos que la excusa de esta visita es la reedición con bonus de ‘Mucho’ y, como si de un fogón se tratara, canta ‘Paralelos’ (compuesto por Miguel Castro, de Victoria Mil) a pura guitarra y con un aire al ineludible Calamaro.

Una síntesis completa de la historia reciente de Babasónicos no lo estaría si faltara la suite ‘Carismático/Yegua’. Como pocas veces, los tracks suenan pegados y la transición entre ambos temas pilla a Adrián pajareando, por lo que obliga a su hermano a cubrir el silencio sin evitar que el error se note. A pesar de su presencia magnética, Dárgelos se ve con menos aplomo que en otras ocasiones, falencia que trata de cubrir con inéditos diálogos con el público, algo que está casi vetado en Babasónicos.

Vienen segundos de ruidosa distorsión en el escenario, los que preceden a ‘Así se Habla’, la declaración de principios más nítida de una banda que siempre juega al misterio. Le sigue ‘Y Qué’, la canción en que todos los presentes se sienten sexys por cuatro minutos, y ahí está el bailecito de Adrián para confirmarlo. ¿Otro peak? No se puede con ‘Putita’. Nada que hacer. Un hit es un hit, y esta banda los cuida (al menos, los recientes).

Ahora viene ‘Escamas’, dice Mariano. Tras el lento romanticón, Adrián se manda un speech de agradecimiento a Blondie y a los presentes que lo ‘hicieron sentir bien’. Nuevamente pienso en lo anómala que luce esa demagogia en una banda que siempre luchó contra ella. Para eso, qué mejor antídoto que ‘Estoy Rabioso’. La canción suena como tiene que sonar: como una masa de bulla que le recuerde a los presentes que esto no es sólo ‘Putita’. El cierre viene con la perfecta ‘Microdancing’, el track en que los hermanitos Rodríguez perfeccionan los duetos que antes exploraron con ‘Patinador Sagrado’ y ‘Paraguayana’.

Los chicos salen de escena, pero no tardan en volver. El regreso es con otro estreno, ‘El Pozo’, una de las más inspiradas de ‘Mucho Más’ y donde se mantiene viva la perversidad sonora. Los Babas bajan los decibeles al mínimo con ‘Nosotros’, pero dicen adios en grande con ‘Sin mi Diablo’, y queda la imagen de Mariano durante el solo, jugando al ‘Guitar Hero’. Siempre dejando con gusto a poco, siempre instalando dudas: sobre ellos y sobre uno mismo. ¿Por qué son tan importantes las canciones? ¿Estoy del lado equivocado del escenario?

Setlist: Cuello Rojo / El Idolo / El Colmo / Pendejo / Las Demás / Seis Vírgenes Descalzas / Pijamas Rmx / Como eran las Cosas / Yo Anuncio / Irresponsables / Paralelos / Carismático / Yegua / Así se Habla / Y Qué / Putita / Escamas / Estoy Rabioso / Microdancing // El Pozo / Nosotros / Sin mi Diablo