Cambiar para que Nada Cambie
La escena al llegar al Club Hípico era digna de la mejor fiesta universitaria de todos los tiempos: botillerías colapsadas, combinados mezclándose en cada rincón del barrio y los pacos, asumiendo la derrota con ‘La Escoba’ de Chico Trujillo de fondo. Ritoque is not Dead.
Entré a las 20:00 horas al nefasto recinto, justo para ver a Los Tres. Era un show muy especial (y que casi se suspendió) tras la sorpresiva muerte de la madre de Angel (y Javiera) Parra, Marta Orrego Matte, ocurrida tres días antes. Eso sí, Angel se paró en escena con postura apática a lo Noel Gallagher y en un ningún momento ni él ni nadie evidenciaron la triste situación hacia el público.
Es raro lo que pasa con Los Tres: poseedores del cancionero más perfecto del rock local, parecen negarse a avanzar, tanto en sonido como en repertorio. Abrieron con ‘El Aval’, siguieron con ‘Hojas de Té’ y durante sus 45 minutos de show no tocaron ninguna canción de discos suyos posteriores a 1995 (ni siquiera ‘Cerrar y Abrir’!). ¿Será algo así como asumir el fracaso de ‘Hágalo Usted Mismo’?
Por cierto, hubo postales recordables: el guiño a Tiro de Gracia en ‘La Torre de Babel’ (‘Llaman a la puerta llaman’), el final épico y distorsionado en ‘Te Desheredo’, el saludo a la clasificada selección de fútbol en la suite de cuecas, la estrofa de ‘Jefe de Jefes’ en medio de ‘He Barrido el Sol’, o el final con teclado a lo Café Tacuba en ‘Déjate Caer’. Pero la sensación es agridulce cuando el nombre más trascendente de la música chilena opta por no mirar para adelante y prefiere convertirse en un acto de nostalgia, cual muerto en vida. Simplemente no se condice con su gloriosa historia.
Y la encrucijada de caminar hacia el riesgo o dormirse en los hits también vale para el plato principal. Los Fabulosos Cadillacs llegaban a Santiago a casi un año de la partida de su triunfal tour de regreso (noviembre 2008, México). Habían sido seis años de silencio, cuya suspensión se coronó con la edición del álbum, ‘La Luz del Ritmo’ (aunque con sólo 5 tracks inéditos).
Los trasandinos emergieron a escena luego de que se pegara el disco con la intro envasada. Uno a uno, aparecieron los nueve y se quedaron inmóviles por breves segundos, como aguardando la ovación que el público les regaló. Mini-calentamiento de los vientos y llega la explosión: ‘Manuel Santillán, El León’ generó un clímax automático. Volvieron los Cadillacs. Como si no hubiera pasado el tiempo, los puntos de atracción volvían a ser los mismos: Vicentico, apoyado en un bastón, y Flavio, todo tatuajes y virtuosismo. La gran novedad de esta formación es el retorno del vistoso Sergio Rotman, el saxo que se fue en pésima onda en 1997 y ahora abandonó los dreadlocks por un frondoso afro albinegro.
Sigue ‘Contrabando de Amor’, un antiguo ‘skacito’ (como diría Johansen) aggiornado que es el primer single de su nueva placa, ‘El Arte de la Elegancia’; sin embargo, el público parece decir ‘Next’. Los chicos no tan chicos insisten y suena ‘El Sonido Joven de América’, otro rescate de ‘El Satánico Dr Cadillac’, que ahora tiene versión remozada. Al menos los tracks son breves y permiten captar la actual dinámica de la banda en escena. ‘La Luz del Ritmo’ cierra la triada de re-versiones y esta sí suena más familiar.
El primer suspiro de genuina emoción llega con el primer acorde de ‘Vos Sabés’, convertida en karaoke de los 50 mil presentes, y con guiño a The Who al final. Los jugadores se paran en la cancha así: desde la izquierda, el percusionista Tano Martelli, los vientos: Dani Lozano (un histórico), el invitado Hugo Lobo y el mentado Rotman. En batería y teclados, dos que están desde de la partida: Fernando Ricciardi y Mario Siperman; y en guitarra, el invitado Matías Brunel. Recuerden que entre el acabronamiento de Flavio y Vicentico, esta banda nunca le ha dado mucha bola a los de las seis cuerdas. Que lo digan Vaino (ahora es el manager) y Ariel Minimal, quien optó por marginarse de esta reunión.
‘Hola amigos! Son grossos, ¿eh? Qué alegría linda, Están felices….son huachos, ¿eh?’, articula Vicentico tras ‘Calaveras y Diablitos’ en su clásico tono burlón y condescendiente que mezcla el impacto por ver a tanta gente y el saludo por ver a un país clasificado para el Mundial. El tendría la misma alegría sólo tres días después. ‘Esta es de un disco llamado ‘El León’, que lo grabamos en 1812’, dice el frontman antes de ‘Soledad’. Y la verdad, parece que fueran 200 años. Del público lanzan un gorrito de la selección, pero Vicentico no se lo pone; se lo pasa al trompetista invitado y él sí se lo calza. Manda antigüedad.
Una curiosidad que evidenció el paso del tiempo fue el llamado a la batería a Astor, el hijo de 12 años del bajista. Con Flavio en voz y guitarra y Vicentico en bajo, hicieron un versión de ‘Nosotros Egoístas’ que careció de prolijidad pero le sobró nervio emotivo. El mini baterista se quedó en escena y junto a Florián, -el hijo de Vicentico- en guitarra, hicieron la clásica versión Cadillac de ‘Guns of Brixton’ de los Clash cantada por Flavio, aunque en esta pasada sonó más raggamuffin y menos dub.
Desde ‘Carnaval Toda la Vida’ en adelante’, el show se transformó en una sucesión de golazos de media cancha insuperables: ‘Carmela’, ‘Mal Bicho’ (con Flavio usando su bajo como escopeta), la neo-bailantera ‘Padre Nuestro’ (Flavio, otra vez: ahora enfundado en una máscara de luchador mexicano y paseándose por el escenario en skate) y para rematar, nada menos que ‘Matador’. Un set demoledor que cerró con la más antigua de la noche, ‘Silencio Hospital’.
Tras el descanso de rigor, los argentinos aprovechan la contingencia: dentro de media hora se conmemora otro Día de la Raza, pero para los Cadillacs no hay nada que celebrar. ‘Quinto Cententario' suena tan ajustada, combativa y dolida como la primera vez. Y de un himno comprometido saltamos al extremo opuesto: hasta yo me sorprendí cuando se lanzan con ‘Mi Novia se cayó a un Pozo Ciego’, una que trae de vuelta esos tiempos en que eran la banda que ‘se quería morir tocando ska’.
‘Yo hago las partes mías y ustedes, las de Celia. ¿Ok?’, invita Vicentico para lanzarse con ‘Vasos Vacíos’ y de postre, llega ‘El Satánico Dr. Cadillac’. Uf, a estas alturas, el acumulamiento de himnos comienza a pasarle la cuenta al cuerpo. Los chicos se van: Rotman dice adiós, pero a la salida Flavio aleona con las manos a que la gente pida más. Al regreso, Vicentico recuerda que para que una noche así haya existido, hubo muchas previas en lugares pequeños con muchos de los presentes. Y sí: por escoger sólo una, recuerdo esa noche de agosto de 1995 en el Teatro ‘Monumental’ con 12 compañeros del Cuarto Humanista. Cómo olvidarla... De vuelta en el 2009, ‘Siguiendo la Luna’ invita al sosiego con su cadencia sostenida y como guinda de la torta, nadie se iba del fuckin’ Club Hípico sin escuchar ‘Yo no me Sentaría en tu Mesa’.
¿Extrañamos algunas canciones? Claro, siempre seremos inconformistas. De la época añeja pueden ser ‘Gallo Rojo’, la preciosa versión de ‘Desapariciones’, la infaltable ‘Gitana’ (sí, la están tocando) o la legendaria ‘Basta de Llamarme Así’. Pero lo que a mí de verdad me dio lata es que esta banda abandone casi del todo sus últimos, más experimentales, arriesgados y mejores discos, ‘Fabulosos Calavera’ y ‘La Marcha del Golazo Solitario’. Bueh, es una gira de regreso y tienen que sonar los clásicos. Pero el próximo 03 de diciembre en el Movistar Arena esperamos sentir que vamos para adelante. ¿Ok?
Setlist: El León / Contrabando de Amor /El Sonido Joven de América / La Luz del Ritmo / Vos Sabés / El Fin del Amor / Demasiada Presión / Calaveras y Diablitos / Soledad / El Aguijón / Nosotros Egoístas / Guns of Brixton / Saco Azul / El Genio del Dub / Carnaval Toda la Vida / Carmela / Mal Bicho / Padre Nuestro / Matador / Silencio Hospital // Quinto Centenario / Mi Novia se cayó a un Pozo Ciego / Vasos Vacíos / El Satánico Dr. Cadillac // Siguiendo la Luna / Yo no me Sentaría en tu Mesa
1 Comments:
pucha! me perdí un gran gran concierto!
saludos!
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