felipe arratia

Thursday, November 05, 2009

Just a Man

La historia dirá que ese jueves 29 fue uno de los días más calurosos que recuerde un octubre en Chile. La acción comenzó a eso de las 3 de la tarde. El manager de FNM quería ver los listados de acreditados y yo aún no salía de mi casa. Volé para tomar un taxi y me encontré con que el chofer (que se identificó como ‘el Bola 8’) afirmaba haber trasladado la noche anterior ‘al baterista de Faith No More’, quien le pidió llevarlo a un lugar donde hubieran ‘mujeres perversas’ (dicho en español). Eso contrastaba bastante con lo único que supe de Mike Bordin la noche anterior: mientras nosotros cenábamos con Patton, él se retorcía de dolor de guata por algo que había comido en Lima.

En fin: salimos rápido del cacho de los listados y el resto de la tarde fue tranquilo. Había existido tal preocupación en los meses previos que, a horas del minuto clave, todo parecía bajo control. Durante la espera, la Dani (mi asistente) y yo aprovechamos de husmear por todas las áreas, conversando con los protagonistas del cuento: los promotores neozelandeses de visita (que traen a FNM en febrero a su país), Diego, el Jefe de Escenario, con quien coordiné la entrada de los fotógrafos a la barricada y la ubicación de las cámaras de TV, y Gigio, nuestro hombre de la seguridad que sería clave al día siguiente. También aproveché de sacar algunas fotos desde el escenario, y algún setlist por ahí desapareció misteriosamente…

En el comunicado pedí que la prensa llegara a más tardar a las 20 horas. Lo concreto es que a esa hora no había llegado NINGUN periodista. Sería lindo que un buen día un encargado de prensa tuviera los cojones de no permitir el ingreso de prensa después de la hora señalada. En todo caso, el ingreso de los colegas fue piola: eran pocos, y a estas alturas ya nos conocemos entre todos. No faltaron los que trataron de entrar con la credencial del Círculo de Periodistas, o los chantas del Teatro Caupolicán que quisieron hacer pasar unas listas brujas plagadas de amigos suyos.

21:10 horas: Estoy en la barricada con los gráficos, mientras la Dani coordina a los de TV. La banda se hace esperar y al teatro le sudan las paredes y parece que reventará en cualquier minuto. Finalmente, el primero es Bordin, provisto de un poncho que le dura escasos minutos dados los 38° a la sombra. Luego Gould, Hudson y Bottum, quien comienza con los primeros acordes de…¿’Reunited’? No! Es la música incidental de ‘Scarface’, pero eso lo sabemos sólo con los inquietantes ‘Bom Bom Bom’ de Michael Allan Patton, que provoca sicosis colectiva en milisegundos. A los primeros redobles de ‘Collision’, esto se convierte en un polvorín. No aprovechar de sacar fotos en esta inmejorable posición sería digno de cárcel.

Tras la locura con megáfono de ‘Land of Sunshine’ se acaba el tiempo para los gráficos y es hora de salir de la barricada. Despejamos la zona, agradezco a los guardias y nos alejamos de ese sector que luego se convertirá en la batalla de las escupos. Doy un par de vueltas por el teatro buscando algo sin saber qué: ¿Un lugar cómodo? ¿Alguien que conozca? No sé. Finalmente encuentro a Fuguet y me sumo a él y a Pablo Cerda, justo para eso de ‘ahora somos Frei No More’, antes de ‘Last Cup of Sorrow’.

La mezcla es rutilante: hay hits clásicos y sorpresas de culto. Mi momento Kodak es aquel en ‘Midlife Crisis’ en que el público se queda cantando a capella por un minuto completo ante el impacto de la banda. Tras alucinar con ‘Caralho Voador’, cambio de lugar y me voy a lado de la mesa a compartir con mi amigui Loreto. Justo al llegar ocurre un típico ‘momento Patton’: el cantante entona una sexy versión del estándar ‘Fever’ que acaba abruptamente tras un alarido suyo que casi me infarta. El publico ríe con ganas, la comunión es total.

Del resto del set, sólo puedo decir que sonaron mis cuatro canciones favoritas de ‘King for a Day..’, ese disco que le encargué a mis viejos cuando fueron de viaje y yo estaba a dos meses de terminar Cuarto Medio. Imaginen el compromiso emocional con esas canciones. Mientras celebrábamos en backstage con los chicos de la productora, vi como Billy Gould fue al camarín de los chicos de Lerdo (teloneros) y se despidió respetuosamente de ellos, llevándose su disco y sacándose todas las fotos que le pidieron. Un grande. Lo que también vi fue que el setlist terminaba con una que no sonó: 'We Care a Lot'.

Viernes 30, 16 horas. La Dani amablemente ofreció su auto, así que vamos a toda velocidad por Vespucio rumbo al Estadio Bicentenario de La Florida. Ya en el tercer piso del estadio (oficina de producción) y con un calor abrasador, hacemos rápido las tareas pendientes. Luego, sobre el escenario, me encuentro con Andrés, el manager de Sepultura, para chequear por cuántos temas se pueden sacar fotos. En ese mismo momento se abren las puertas del estadio. Ver correr por la cancha a los primeros fans es francamente conmovedor.

A eso de las 20 horas, la impuntualidad de la prensa es aún peor que el día anterior: las vías de acceso al estadio forman un taco gigantesco que demora la llegada de la gente. Mientras la Dani y yo esperamos en el acceso a Palco Pacífico, Gigio cumple un rol vital: él lleva a cada uno de los acreditados a Cancha Vip, pegándose unos 20 piques de ida y vuelta. Durante todo ese rato, logro escuchar el potente set de Sepultura que, diezmados y todo, la rompen igual a punto de himnos como ‘Territory’, ‘Arise’ y ‘Roots Bloody Roots’.

Sólo a las 21:15 horas entramos al foso con los gráficos. Se rumoreaba que los FNM querían tocar puntualmente a esa hora; sin embargo, hubo tiempo para todo porque la banda recién aparece 35 minutos después. Esta vez sí partieron con ‘Reunited’ y Patton cambió el traje color damasco por un terno de terciopelo plateado. Nuevamente, los aullidos del público me provocan sordera mientras trato de registrar el momento y veo con espanto como el vocalista arroja un pesado pedestal de micrófono al público. Glup.

Esta vez, el desalojo de la barricada fue más atadoso, pero no por los gráficos sino por los colados: groupies, técnicos y todo tipo de personajes que nada tienen que hacer en esa posición de privilegio ganada legítimamente por los fans que llegaron temprano. A lo lejos alcanzo a divisar a Patton con una chupalla cantando ‘Evidence’.

Fiel a la promesa que le hice a una amiga, le doy la vuelta completa a la Cancha Vip y llego hasta el costado derecho, justo para ‘Surprise, You’re Dead’. Junto al Manu, Kirk y la Isidora, nos sorprendemos mucho cuando tocan ‘RV’ y yo quedo shockeado con los chillidos de Patton en el final de ‘The Gentle Art of Making Enemies’. El líder sigue con su show propio: ya lanzó uno de los monitores al suelo y durante ‘Just a Man’ se manda un carrerón a la reja con el público, empujando a guardias y soltando micrófonos. El final con la falla de sonido en ‘We Care a Lot’ y el antclímax de ‘Pristina’ no le hicieron justicia a un show tan perfecto. Y menos aún cuando me entero que ‘A Small Victory’ aparecía en el setlist.

Para el recuerdo quedarán postales del final como la foto de Roddy Bottum con los pacos, el desgarro que sufrió Patton en una pierna, mi propia foto con Billy Gould, y la celebración final en Cienfuegos, lugar al que sólo llegaron Billy, Jon y los Sepultura. Había sido suficiente rock and roll por una semana. Pero me quedó la sensación de que, para estos jóvenes productores, el apetito se ha abierto heavy. Amen.

1 Comments:

Anonymous lapau said...

holaa llegué x el link q pusieron en la comunidad Mike Patton, me emocioné al leer las 2 entradas, creo q volveré a leerlas la raja q hayas compartido con ellos, yo vi gente de la futuro y gonzalo frías q estaban en cancha vip lo unico q vi de cerca en cancha fueron los pollos y golpes jajaja valió la pena toda la experiencia aunq faltaran temas y el sonido lo manejaran mal pero la banda se lució y se nota el cariño x Chile.
heyy me gustaría saber de q temas conversaban?

2:49 PM  

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