¿Qué hacer cuando tu banda favorita te decepciona?

Conocí a los Chili Peppers en enero del '92, cuando vi el video de 'Give it Away' en Lee Night, ese programa de La Red que daba clips toda la noche (y que también me presentó cosas como Nirvana y Pearl Jam). Cuando lo vi, pensé: '¡Qué canción más tonta! ¿Dice todo el rato lo mismo?' Los encontré torpes y básicos.

Después vendrían 'Suck my Kiss' y 'Under the Bridge'. Hasta que un día de vacaciones de invierno, en el Unimarc de Gran Avenida mi mamá me compro el casette del 'Blood Sugar Sex Magik'. Ahi cagué... cuando me regalaron plata para un cumpleaños o algo así, lo primero que hice fue comprármelo en CD. Lo escuché hasta rayarlo, traduje todas las letras, y me aprendí cada sonido que emanaba de esas 17 canciones.

Los Red Hot se convertirían en lo que se llama 'mi banda favorita'. Llegué a entrevistarlos a todos (¡Maldición, me falta Anthony!) e incluso fui al colegio donde se conocieron. Vi uno de sus shows en Chile desde el escenario, y presencié una grabación de ellos para 50 personas para el programa 'Top of the Pops'.

Cada CD que sacaron después me descolocó. Y como saben quienes me conocen, lo que me descoloca, me seduce. No entendí la angustia rockera del 'One Hot Minute'; quedé para adentro con la espiritualidad pop del 'Californication', y jamás me esperé la melancolía irresistible del 'By the Way'. Lo que ocurría era raro porque siempre esperaba al sucesor del sonido del 'Blood Sugar...' y siempre lo que me llegaba era algo distinto pero que igual me terminaba fascinando...

Hace un mes, casi 15 años después de ese amor a primera vista, llegó a mis manos su nuevo disco, 'Stadium Arcadium'. Antes de poner 'play', la info previa que llegaba era auspiciosa: disco doble, con John Frusciante al tope de sus capacidades, y con la banda haciéndose un auto bombo heavy ('Si no te gusta este disco, no te gusta Chili Peppers', llegó a decir Flea).

He escuchado las 28 canciones en todos los estados posibles, en lugares diferentes, con varias personas, solo, en orden, en desorden, en un equipo de música, en el iPod, etc.

NO me gustó 'Stadium Arcadium'.

Después de escuchar tanto Chili Peppers sé que esperar que repitan el sonido de un disco anterior o aguardar furia rockera, es absurdo. Está claro que los Peppers del siglo XXI prefieren susurrar antes que gritar, y que la euforia punkie dio paso a la calma midtempo.

Ese no es el problema; el problema es la falta de sorpresa y la enorme cantidad de canciones de relleno que tiene este lanzamiento. ¿No había nadie en el estudio que fuera un poco más juicioso y los convenciera de condensar todo en un solo CD? ¿Es que todos dijeron 'las 28 canciones son tan buenas que no vamos a sacar ninguna'?

Please, si les gustó el disco, aún no se abalancen sobre mí. 'Stadium Arcadium' tiene un montón de momentos inspirados: la sutileza de 'Slow Cheetah', el bajo casi post-punk de '21st Century', el lindo estribillo de 'Make you Feel Better' y una que me gusta entera: 'Especially in Michigan', la única que me transporta genuinamente de un lugar a otro.

¿Momentos Rockeros? Poquiiiiiitos: con 'Torture me' y 'Storm in a Teacup' a mí al menos no me alcanza. Lo que abunda en 'Stadium Arcadium' son los lentos de todos los tipos posibles. Y lo que antes era la excepción en las canciones de los Peppers, ahora se convierte en norma. Decían que este disco tiene un aire setentero, y es cierto. Desde los aires de 'Sweet Home Alabama' en 'Dani California', el espíritu melódico de la costa oeste inunda este trabajo y lo impregna de un aire dulzón e inocente.

No tengo rollos con encontrarme con lentos de los Peppers. Ellos tienen lentos inspiradísimos: 'I Could Have Lied', 'Scar Tissue', 'Tearjerker', 'Road Trippin', 'Dosed', 'I Could Die for You', y podríamos seguir. El asunto es que esos eran lentos 'malditos', casi como los blues que canta un loser, un wasted; eran canciones dolidas, sentidas, tenía una razón de ser el bajón de revoluciones.

En 'Stadium...' se nota que están plenos. ¿Quién puede culparlos? Flea y Chad fueron padres, y John y Anthony tienen bellas e interesantes novias. ¿Qué sale de eso? Un disco sin furia, angustia ni sangre. Muchas canciones que se parecen demasiado entre ellas. Creaciones no muy creativas.

Así están las cosas, y me sigo preguntando si no será parte del proceso de siempre; ¿no será que en dos meses andaré cantando estos temas por las calles?

Al menos, esta banda sigue teniendo a John Frusciante, el mejor guitarrista de la faz de la tierra. Estando en esa banda, podemos seguir esperando lo mejor de ellos. Aunque sea para el próximo disco.