Adolescente, Perdida y Cool

Kirsten Dunst es Lux Lisbon, y Lux es Marie Antoinette. La rubia monarca mira sin ver el paisaje bucólico de la campiña francesa. Sus ojos no fijan la vista pero lucen atentos, tensos: buscan algo que no logra (ni logrará) saber qué es. Va en un carruaje, pero pefectamente la escena se puede transplantar a las ‘Virgin Suicides’ con Lux y sus hermanas observando la desesperación de la contrareloj de la vida y la ausencia de sentido, mientras un auto las lleva a ninguna parte.

‘Marie Antoinette’ es la nueva obra de la aclamada Sofia Coppola (‘Virgin Suicides’, ‘Lost in Traslation’) y no ha tenido una recepción amable. Pifiada en Cannes, la hija de Francis se jugó por una opción riesgosa: olvidarse del rigor histórico, y sumergirnos en el día a día de la celebre Reina de Francia. Sus frustraciones, sus anhelos, sus excesos, y su vacío. Ajá, el vacío.

Siousxie, New Order, Gang of Four y los Strokes se cuelan en el Palacio de Versalles (uno de los protagonistas de la película) para dejarnos claro que esa historia no es necesariamente LA historia de Maria Antonieta, la que el pueblo galo decapitó en 1793. No; puede ser cualquier mina. Sofia Coppola muestra a una mujer sola (sobre todo cuando está rodeada de gente), vulnerable y a la deriva que pudo existir en cualquier lugar y época.

La especialidad de Sofia es la construcción de ambientes y aquí se luce. Largos planos-secuencia, etéreas tomas a Kirsten desde todos los angulos posibles y esa obsesión con filmar amaneceres (IGUAL que en ‘Virgin Suicides’) permiten que uno empatice con el tono melancólico. En rigor, el guión es mínimo pero el acento está en las formas: vestidos, habitaciones, peinados, pastelitos, y zapatos, muchos zapatos. Un carnaval de colores y formas que convierte esas escenas en un deleite visual.

Marie Antoinette tiene 18 años y se convierte en la esposa del Rey, quien no sabe como complacerla ni sexual ni espiritualmente. Marie entiende rápido que el rol de reina es rutinario, formal, y no satisface su alma inquieta, que acaba refugiándose en apuestas, ropa y amantes. En este caso, la opción de Coppola es retratar a una Marie malcriada, débil y caprichosa y por lo mismo, muy humana.

Da la sensación de que Sofia Coppola hizo la misma película pero con otro decorado (tal como Wes Anderson con ‘Royal Tannenbaums’ y ‘Life Aquatic’) lo cual no necesariamente es un pecado; para algunos es falta de ideas y para otros es crear un estilo propio. Las protagonistas de las historias de Coppola (Lux, Charlotte y Marie) comparten un mismo mood: son mujeres desorientadas, insatisfechas, antojadizas e infinitamente atractivas. Parecen estar en transición hacia algo, sea el amor, la muerte, o un cambio radical.

La adolescencia no está en la edad: es un estado de la mente.