felipe arratia

Sunday, November 23, 2008

La Tristeza Infinita

Soy igual que todos, soy uno que se regocija en su propio dolor. Soy un frágil y temporal accidente de la naturaleza. Soy lo que otros moldearon de mí y también soy lo que quise ser, mas eso ya no es relevante. Soy una pluma que trata de escuchar mientras la morsa le habla en otro idioma. En paralelo, desde el futuro, cuatro bromistas me soplan el futuro al oído. Me quieren advertir que esto no tendrá un final abrupto. Nunca soy más consciente de mi propia mortalidad ni tengo tanto miedo que cuando escucho ‘White Album’. Si después de esas treinta poesías no te duele algo, no entendiste nada.

The Beatles’, el disco, es una postal escrita desde el año 2168, desde un puerto impregnado de mal olor y sueños cumplidos, de personas que no tienen motivos terrenales para sentirse vacíos: lo lograron, pero entonces… ¿de donde viene este dolor de guata tan mala onda?

Back to the USSR’ sugiere control y placer desde su prisma ‘Beach Boy’: nada mejor para entregar el mensaje que colocarse un disfraz ajeno. “Heyy, llegó la alegríaa”….NOT! Luego, la reflexiva Prudence sugiere que salgamos a jugar mientras ella se queda por horas en su choza de Rishikesh, uniendo las manos en una reverencia eterna y pensando: “Porqué estos malditos coléricos no se van de aquí?”.

Una de las primeras canciones de rock en hablar de rock desde el rock es ‘Glass Onion’. El juego de espejos no puede ser más gratificante para John: cómo debe gozar desde arriba viendo como nuevos idiotas como yo tratamos de encontrarle significados ocultos a esa composición hecha en joda. Creo que puedo ver su risa burlesca.

Sigo y me encuentro con Paul y ese extraño error llamado ‘Obladi-Oblada’, o la arrogancia trendy de decir: “Miren, voy a hacer una canción lo más imbécil posible y cachen cómo la gente me pesca igual”. Mmm, voy a hacer como que no escuché. Es entonces cuando soy abducido a ese planeta lejano, viscoso y rosado donde todo el día suena ‘Wild Honey Pie’.

Los ET me dejan en el Lejano Oeste. Con mi sombrero y un pistolón, acompaño a ‘Bungalow Bill’ en su cruzada por rescatar la importancia del pandero en la canción pop. Mientras Eric Clapton entra en el salón, comienzo a notar cierta tensión en el ambiente: ¿por qué otra cosa se pueden pelear dos hombres? Patti Boyd….ay, Patti. ¿Cuántas canciones habría perdido el rock si no fuera por tu presencia esquiva? Al menos, mientras la guitarra siga llorando, la estadía de Clapton permitirá que John y Paul no se vayan a las manos como pasó en días anterores.

En Snoopy decían que la felicidad es un ‘cachorro tibio’ (warm puppy), pero Lennon no está tan de acuerdo y le regala la trama a ‘Requiem por un Sueño’ optando por una ‘arma tibia’ (warm gun). Entonces, ¿hace cuánto la disparaste, man?

Cuando empiezo a fijar la vista en el suelo, Paul llega a rescatarme con un número de Broadway dedicado a su querida guardiana, la pastor inglés, Martha. La inocencia de Paul es justo lo que necesitaba ahora pero no va a durar mucho: John vuelve a atacar y me asegura que está MUY cansado. Insomnio, parece. Como sea, me da nervio: su ojo tiene un tic y cada vez que dice ‘I’d Give you Everything I’ve Got for Little Piece of Mind’, desaparece un Beatle.

(BLACKBIRD)

Ahhhhhhhhhhhhhhhhh..........

Snfiffffffffffffffffffffffffff..............

(“You Were only Waiting for this Moment to Arise”)

Los chanchitos de George resultaron ser más sucios de lo que él creía, y un tal Charles comienza a escucharlos con atención; la conversación queda silenciada por Paul quien, provisto de palabras, pelo alborotado y anteojos Wayfarer, se mimetiza con Bob para contar la historia de Rocky Racoon al ritmo del ragtime.

It’s Ringo Time: puta que son mala onda estos weones que no te dejan ser. ‘Don’t Pass me By’ es una magnífica progresión de cambios de ritmo al son del violín country. Parece un blues dedicado a los postergados como él. Pobre, Ringo. Con razon….

Y hablando de Blues, parece que cada uno está cantando sus penas (en un estudio diferente y de forma paralela, de hecho). Para Paul, lo ideal es hacerlo en la caretera. “Hacerlo”….¿entiendes? Sí, mejor hazte el sordo y quédate sólo con ‘I Will’, una canción de cuna que es perfecta evidencia de que casi todas las locuras nacen de una guitarra de palo.

En los descuentos del primer tiempo, el patadón final que da ‘Julia’ no hay grito primal que lo sane. Prima hermana de ‘Mother’ y ‘Jealous Guy’, la oda a la madre ausente golpea como una patada en las gónadas. Ese dolor no se supera, sólo se aprende a vivir con él. Tú lo sabes.

Partimos la etapa final con la fiesta de no-cumpleaños. Pero Lennon, como siempre, quiere acaparar toda la atención. Si los demás juegan a hacer Blues, el suyo se va al extremo. Dice que se siente muy solo y se quiere morir. Desde Aberdeen, Seattle, un bebé rubio de un año asiente con la cabeza en señal de acuerdo.

Paul se ensaña conmigo y fuerza mis lágrimas. El dice que no va a pasar nada y que sólo daremos un paseo por el bosque, pero ‘Mother’s Nature Son’ siempre lo logra. Mientras me seco, John trae a su mono para que nos riamos de sus bailes frenéticos. Qué notable poder de síntesis. Más aún, cuando se trata de denostar a la gente como el Maharishi. Y yo que pensaba que esta canción era realmente sobre una mina sexy llamada Sadie.

Y entonces comienza el apocalipsis. Paul le empieza a dar ideas raras a un tal Ozzy en Birmingham: le sugiere que volumen, intensidad y distorsión no son mala combinación, y si metemos unas cuantas frases crípticas, tanto mejor. El problema es cuando Charlie Manson se mete en la conversa y entiende lo que quiere.

(Pensemos en la imagen diáfana de Sharon Tate escuchando ‘Long, Long, Long’. Después de todo, George dice que se la escribió a Dios…..)

Nunca entendi bien si John prefería encabezar la revolución o era un obcecado observante: a juzgar por sus letras, no se puede vivir sólo de buenas intenciones. Aquí, al igual que en ‘Imagine’, queda la sensación de que su opción es más la contemplación que la acción, a pesar de que las entrevistas históricas y el sapeo del FBI digan lo contrario.

Luego Paul construye lo más parecido a una película en apenas 161 segundos. Creo que hasta puedo imaginarme la cara de esa vieja artista de music hall y su confeso admirador que ansía volver a verla. Seguimos avanzando: si Neruda tenía una ‘Oda al Caldillo de Congrio’, George tiene todo el derecho a hacerle una canción a todos los chocolates imaginables.

Es un buen ejercicio tratar de descifrar ‘Cry Baby Cry’. Si uno se dejar llevar sólo por el tono de John, parece un ejercicio de melancolía muy duro; sin embargo, la sobreinformación que existe al respecto nos ha traído noticias más terrenales que la asocian a un simple juego de palabras tras escuchar un slogan publicitario. Es mucho mejor cuando uno entiende lo que quiere.

Tras una nebulosa innecesaria de ocho minutos (qué macabeo era John para haber caído en la burrada de ‘Revolution 9’), el saludo final es con ‘Good Night’, una canción de cuna para Julian. Y qué mejor para hacerlo dormir que la voz sea de Ringo, el único que traía un poco de paz a ese salón. Ellos quisieron construirla kitsch a propósito, pero no lo lograron.

White Album’ es el triunfo de la voluntad individual. Es el gol de Darth Vader. Divide y vencerás. Esto NO es una banda, son cuatro magos que tenían demasiados trucos en el sombrero y necesitaban sacarlos para inventar unos nuevos. Es el fin de la comunión y el comienzo del yuppie. 'Greed is Good', decía Gordon Gekko. Es un susurro que te grita que las cosas ya no van a ser como eran antes. Pero eso, que suena tan desolador, nunca había sido expresado con tal belleza. “Es importante cómo dices las cosas”, me dice siempre mi mamá. Tiene razón.

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