Piloto Automático
En una vieja entrevista, ante la pregunta de qué creen que hace a su música tan dinámica y entretenida, los Franz Ferdinand dijeron: “Sacamos las partes aburridas y dejamos sólo las divertidas”. Eso es justo lo que deberían haber hecho los Maroon 5 la noche del miércoles 12 de noviembre en el Arena Santiago: su batería de hits ganadores no se condijo con un show que abundó en lagunas instrumentales, clichés para la galería y desgano en la ejecución.
El piloto automático partió desde la aparición del grupo sin mayor aviso en escena, tras el fin de la música orquestada de Paul Potts. Sin más ni más, el quinteto se mandó con ‘This Love’, el mayor hit de su carrera, interpretado a velocidad crucero y con el ritmo ralentado por su líder, el larguirucho Adam Levine. De polera gris y pantalón blanco, el cantante asume desde el primer segundo que el grueso de las miradas se irán con él y se aprovecha de ello para regalar movimientos pélvicos y besos a sus fans.
El single sólo sirve para calentar gargantas y calibrar amplificadores, aunque a las quinceañearas presentes (que aquí son mayoría) no les podría importar menos. ‘If I Never See Your Face Again’ le sigue y aquí la ejecución mejora: se ven más apretaditos, cohesionados y el track reúne lo mejor del Prince modelo ’87, aunque la versión con Rihanna me parece mucho mejor. Adam Levine toma la guitarra y se da maña para puntear, dejando en segundo plano al guitarrista fijo, James Valentine.
El público es en un 90% femenino y Sub 20, lo cual hace que lo que pase en el escenario en términos musicales pase a un cuarto plano. Todo se arregla con un ‘Hi, Chile. We Love You’, a lo que le sigue un alarido digno de un show de Chayanne. Donde sí hay problemas es con las sillas del sector Vip Top. Muy predeciblemente, la gente está viendo el show de pie en lugar de sentarse y ello genera la indignación del público de cancha normal. Además, los pasillos están plagados de pendejas odiosas de colegios santificados que sacan fotos, hacen videos y tapan la vista de todo el mundo.
El megaéxito ‘Makes me Wonder’ comienza a sonar y esto ya se torna preocupante. ¿Qué van a tocar después estos cabros, pienso? Mientras tanto, disfruto del tema mientras se comienzan a despejar los pasillos del sector Vip Top y las guardias tratan sin éxito de hacer que la gente se siente. Difícil, mientras Levine haga esos movimientos de cadera que obligarán a las beatas presentes a rezar 50 Padre Nuestro mañana en Capellanía.
Antes de ‘Tangled’, el cantante saluda formalmente y le regala palabras de buena crianza a las casi 9 mil personas. El tema permite entender cuál es el grave problema de Maroon 5: la diferencia de calidad entre sus singles y el resto de sus canciones es enorme, y ello relega a esos tracks menos difundidos a meros ejercicios musicales que, en el mejor de los casos, son correctos estándar para un pub, llenos de solos y anticlímax. Lo mismo se aplica con ‘The Sun’ y la postal de Levine, jugando al clásico ‘repitan lo que digo’ con la nóvel audiencia.
‘Won’t Go Home Without You’ levanta el nivel del show, a pesar de los innecesarios solos vocales de Adam. Los lentos que vienen, ‘Secret’ y ‘Shiver’ son fogateros y provocan el frenesí de los presentes, mas para mí son una soberana lata. Recién el biorritmo se levanta para ‘Wake Up Call’ que acaba con el líder presentando al resto de los irrelevantes músicos.
Lo que viene es ‘Sunday Morning’, antecedido por un guiño vocal de Levine al ‘Easy’ de los Commodores, y para el final del set, una sorpresa: sólo Levine y Valentine en escena dan forma a una saludable versión de la mítica ‘Wicked Game’ de Chris Isaak que sirve como intro perfecta para ‘She Will Be Loved’, corolario idóneo para una noche no apta para diabéticos.
La pregunta que muchos nos hacemos al salir el quinteto de escena: “¿Qué chucha van a tocar cuando vuelvan si ya tocaron todo lo que tienen?” El retorno es reconfortante, ya que regresan con ‘Harder to Breathe’, el intenso track de apertura de ‘Songs about Jane’, ese mismo que hacía pensar en un justo sucesor de 311 o Sublime. Cueck.
Para el final llega ‘Sweetest Goodbye’ en versión ultra extendida, y con final ‘rockero’. Es el epílogo más sintético para el show de una banda que careció justo de eso: poder de síntesis. Es un show para iniciados: siguiendo la escuela ‘Julio Iglesias’, Maroon 5 aglutinan todos los clichés del rock, los pasan por un filtro para adolescentes y los derraman en 70 minutos. Si tienes 15 años, seguro lo pasaste muy bien; yo ya no tengo 15 años.
Setlist: This Love / If I Never See Your Face Again / Makes me Wonder / Tangled / The Sun / Won’t Go Home Without You / Secret / Shiver / Wake Up Call/ Sunday Morning / Wicked Game-Sunday Morning / Harder to Breathe / Sweetest Goodbye
2 Comments:
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Ahora sí...
Totalmente de acuerdo. Y como te dije por MSN: "Correcto y totalmente omitible".
Besos!
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