Come on Feel the Noise
El ruido comenzó el sábado, pasado el mediodía. Pocos se enteraron y eso le dio más mística al show experimental que la mitad de Sonic Youth ofreció bajo el nombre de Tall Sirs en Matucana 100. Lee Ranaldo, el canoso con cara de niño bueno, colgó una guitarra del techo, y la tocó con arcos de violín, baquetas, como instrumento de percusión y de cualquier forma que no fuera la convencional. La distorsión era el lenguaje.
Luego subiría el resto de la pandilla: dos chicos que jugaron con máquinas, un roadie igualito a Michael Cera de ‘Supercool’ y el baterista de los héroes neoyorquinos, Steve Shelley. Durante unos 45 minutos fui testigo de cómo se le pueden sacar sonidos imposibles a una guitarra en una ceremonia que tuvo más de rito tribal que de concierto de rock, con gran parte del público extasiado sentado en el suelo de la sala de teatro. Tras esa experiencia única, Ranaldo y Shelley firmaron discos y se sacaron todas las fotos que les pidieron.
Domingo, 21:20 horas: Chile ya le ganó a Perú y ya pasaron los espantosos Betty Boy por el escenario. Qué insulto a la trayectoria de Sonic Youth. Hay nervio: la semana es histórica y puede terminar aún mejor. Tras la oscuridad, uno a uno emergen los cincuentones legendarios que, en conversas informales, anunciaron un show de grandes éxitos. La promesa se cumple: ‘Teenage Riot’ es la primera de la noche y los fans de primera fila no lo pueden creer. ‘Spirit Desire’ susurra como un gato la eterna teen Kim Gordon, que luce una minifalda azul y transparencias que me recuerdan lo que sentí la primera vez que vi un video suyo.
Thurston Moore toma la voz y por los siguientes ocho minutos la anestesia comienza a correr por nuestras venas. El track que vio la luz hace 20 años en ‘Daydream Nation’ acaba en un caos de bulla y distorsión en el que Moore le acerca su guitarra al público y luego la choca con la de Ranaldo. Peak instantáneo.
La muy pop ‘Bull in the Heather’ le sigue y ahora el sobreexcitado soy yo. La canción me trae de regreso a Trabajos de Verano ’95 en Loncomahuida. Qué raro como actúan los recuerdos. Los neoyorquinos están en escena apoyados por el ex bajista de Pavement, Mark Ibold. Obviamente ese dato lo supe después, pero durante todo el show me pareció cara conocida.
Moore dice ‘Hola, Santiago’ y aúlla: ‘Incinerate’, un track más reciente. Y como para que nadie dude de la democracia en esta banda, Lee Ranaldo toma la voz para ‘Hey Joni’, que da paso a una seguidilla de temas de ‘Daydream Nation’, la obra que han interpretado completita en tours recientes. Kim Gordon canta ‘The Sprawl’ con el apoyo de Ranaldo tocando su guitarra con un arco de violín. Es la moda, parece. ‘Cross the Breeze’ cierra la triada y Thurston Moore se sale del libreto: ‘OK, Chile. Numbrer One”.
Momento de Clásicos: ‘Schizophrenia’ derrite las paredes del Arena con texturas gruesas, ásperas y pesadas. Es un sonido que no existía y desde ‘Sister’ en adelante lo tuvimos entre nosotros. Luego, la banda se siente en confianza y se juega por estrenar un track del venidero ‘The Eternal’. La escogida se llama ‘Calming the Snake’ y confirma la voluntad del grupo por orientarse más hacia el formato canción. Tras ese regalo, Moore lleva al límite las posibilidades de distorsión de su guitarra y tras un microsegundo, todos cachamos lo que viene: es ‘100%’, que llena de desbordante emoción al público; el hit que dio a conocer a Sonic Youth a la gran masa (me incluyo), provoca el mayor pogo de la noche
Tras la tormenta, algo de calma. Kim Gordon toma el micrófono y comienza a bailar y mover los brazos como cabra chica en ‘Jams Run Free’; después en ‘Mote’, su pareja, Thurston Moore, asume el protagonismo y desliza su guitarra por cuanto amplificador encuentra y luego se baja del escenario, acercándose peligrosamente a la audiencia. Los gringos vuelven a impactar con ‘Kool Thing’, ese hitazo que suena igual de afilado y peligroso que en 1990. La banda sale de escena tras ‘Pink Steam’ y los presentes nos quedamos mirando como diciendo “valió la pena esperar 15 años”.
El primero en regresar es el eficiente Steve Shelley. Abren el bis con ‘The Burning Spear’, la primera canción de su primer EP, grabado hace casi 30 años. Moore y Ranaldo se baten a duelo por quién machaca más su guitarra con un par de baquetas, en medio de un redoble infernal de Shelley.
Ahora Kim presenta al quinto Sonic Youth (otro más, luego de la efímera presencia de Jim O Rourke) y anuncia “una nueva canción que aún no está en un disco. Eso depende de ustedes”. Más tarde me enteraría que el tema se llama ‘Sacred Trickster’. ‘Silver Rocket’ cierra la tanda y confirma que el disco regalón de la noche se llama ‘Daydream Nation’. Antes de irse, Moore dice simplemente "Thanks" y la rubia inmortal esboza un "Buenas Noches".
Parecía que el lindo sueño acababa, pero hay un segundo regreso. De vuelta a escena, Kim dice “esta es una de las primeras canciones que grabamos y se llama “Shaking Hell". El track, como toda la noche, se complementa perfecto con las imágenes de apoyo: viejos programas de TV, retazos de antiguos clips de la banda y más imaginería kitsch. Pura nostalgia noventera. Esta vez, Moore se instala al lado de Ranaldo y asume el bajo, dejando a su chica al centro, guitarra en mano
El final del show llega con la eterna ‘Expressway to Yr Skull’. La canción es igual a la banda: de trazo libre y formas expansivas. Son casi nueve minutos de chirridos armónicos que le dan un sentido circular a un concierto que partió de modo similar. Ahora sí, se van. El caos nunca había sonado así de hermoso en Chile. Qué semana, Dios mío.
Setlist: Teenage Riot / Bull In The Heather / Incinerate / Hey Joni / The Sprawl / Cross The Breeze / Schizophrenia / Calming the Snake / 100% / Jams Run Free / Mote / Kool Thing / Pink Steam / The Burning Spear / Sacred Trickster / Silver Rocket / Shaking Hell / Expressway to Yr Skull
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