felipe arratia

Tuesday, February 24, 2009

Nuestra Fe

Cada uno tiene su propio Mike Patton para armar. Especialmente en Chile, país pródigo en fanatismo por personajes bizarros como el líder de Faith No More. Es cosa de preguntar entre los melómanos de 20 y 30 y tantos años, y te sorprendería saber cuántos devotos tiene la Sagrada Iglesia de Patton.

No soy de los que le compró el boleto con todos su experimentos: Mr. Bungle tienen un par de discos buenos, Fantomas es casi inescuchable, Lovage fue un bonito experimento, Tomahawk pasaron piola y lo de Peeping Tom era lo más parecido a Faith No More que hizo. Disperso. Pero nadie puede acusar a Patton y su alegre compañía de poco jugados o prejuiciosos.

Hay que ver la cosa en contexto: es 1990 y en una sola banda confluyen sonidos metaleros, citas kitsch, un bajo que bordea el funk y un cantante que estruja todos los registros posibles de su garganta. Le llamaron ‘alternativos’ a falta de una mejor palabra: entre el ‘Real Thing’ de FNM, el ‘Mother’s Milk’ de los Peppers y el ‘Time’s Up’ de Living Colour, el beat bailable se hizo un espacio entre los riffs rockeros. Es imposible pensar en Incubus, System of a Down y hasta en Deftones sin pasar por el quinteto de San Francisco.

Lo que más me gustaba de FNM es que se pasaban por la raja las convenciones del metal y, al revés, se burlaban de ellas como hoy la hacen Queens of the Stone Age. Sus guiños a Take That, Portishead o NKOTB en Chile son una pequeña muestra de verdadera irreverencia comandada por un Mike Patton que nunca necesitó decirnos que no confiaba en nada ni nadie. Sus hechos hablaron por sí solos: la separación de Faith No More (abril de 1998) llegó piola, sin giras de despedida, lágrimas o amargas declaraciones cruzadas. Sólo dejar de juntarse por un tiempo y reinventarse para mantener la excitación de crear arte. The Real Thing.

Hoy es un día de gozo. Sin especulaciones de cifras ni anuncios rimbombantes, Faith No More regresaron. De momento es sólo un tour por Europa, pero uno nunca sabe. De sólo pensar en que puede sonar ‘Just a Man’ otra vez en un escenario, no dejo de sonreir. A Small Victory.

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