Old School, New School
Son como el alumno mateo que aprende las lecciones tan rápido que, al repetirlas, no puede evitar ejecutarlas con sarcasmo, autosuficiencia y oficio por partes iguales. Eso, aunque la asignatura en este caso se llame ‘rock and roll’ Como buenos suecos, los Hives son aplicados: usan los uniformes escolares de AC/DC, se visten sonoramente con los riffs de los Ramones, y en su último disco usan un par de teclados new wave usurpados a Duran Duran para simular una evolución que no necesitan. Ni hablar de la actitud de su frontman, un energético híbrido entre los devaneos de Iggy Pop y la actitud simiesca de Bobby Gillespie.
21:00 horas. No esperan ni un segundo, a pesar de la gran cantidad de gente que llega atrasada a causa de la goleada que le acabamos de meter a Colombia. Primero aparece el batero, Chris Dangerous, luego el calvo bajista, Dr. Matt Destruction, después los guitarristas, y finalmente el epicentro de este terremoto, Howlin’ Pelle Almqvist, el maestro de ceremonias.
El uniforme, -chaqueta, corbata y pantalones-, es negro con abundantes ribetes blancos y en el pecho, el escudo de la banda, que también luce orgullosa en el bombo de la batería. La apertura huele a partida falsa con ‘Hey Little World’, uno de los temas menos difundidos del reciente ‘Black and White Album’: la expectativa es demasiado alta para un track tan estándar y un público tan dispuesto a perder el control. Howlin’ Pelle Almqvist, (en adelante, HPA), parece estar simplemente calibrando su aullido característico mientras el resto del quinteto prueba cuál es el límite de sus instrumentos.
Pero en cosa de segundos llega el delirio con ‘Main Offender’, o “cómo destruir un teatro en dos minutos”. El track suena sucio, desprolijo y agresivo: HPA se pasea de punta a punta mezclando gritos desaforados con saltitos, mientras su hermano Nicholaus ensaya muecas insanas y el baterista, Chris, fuma sin parar. El público en la cancha forma los primeros pogos, aunque no hay dolor: la mayoría son chicos sub 20 y chicas lais. Cero riesgo.
HPA es altísimo y luce más rubio de lo que lo recordaba en los clips de The Hives. Desde el primer minuto le lanza algunas bravatas al público, pero se nota que el idioma es una barrera compleja para ejercer esa divertida arrogancia impostada que se convirtió en su marca de fábrica. A cambio, al final de ‘Main Offender’ lanza besos y saluda a los ‘seniores y senioritas’.
En ‘A Little More for Little You’, The Hives muestran su pelaje rockabilly y se entiende mejor por qué su líder homenajea hasta en su nombre a Howlin’ Wolf. Tras saludar sobre el escenario a nuestros futbolistas vencedores, la banda se manda con una furiosa ‘Walk Idiot Walk’. El hit del CD ‘Tyrannosaurus Hives’ está entre lo más divertido y bailable de la jornada. HPA no deja de integrar y arengar al público, a punta de desafíos y juegos de palabras, mientras Chris Dangerous insiste en arrojar torpemente sus baquetas al aire sin conseguir atraparlas en todo el show.
Tras recordar su propia prehistoria con ‘A.K.A. Idiot’, los chicos se permiten interpretar la inédita ‘A Thousand Answers’ ya despojados de chaquetas y corbatas, con sudor prominente y algunos ya quedándose más estáticos, como el robusto guitarra, Vigilante Carlstroem. La mezcla de presente y pasado se vuelve a repetir con su reciente single ‘Won’t Be Long’, de lo más radio-friendly que tienen, pegadita con la increíble ‘Die All Right’, punk rock de alta pureza y mi momento favorito de la noche.
Más tarde, ‘Diabolic Schem’ baja las revoluciones para descansar de tantos decibeles y la marchosa ‘You Dress Up for Armageddon’ permite apreciar una de las mejores postales, con el quinteto quedándose inmóviles por un minuto sobre el escenario. Durante la segunda mitad, -reconozcámoslo-, el show bajó en fiereza y hits (imposible mantener ese ritmo), pero igual se produjeron grandes momentos como el muy alargado final de la ramonera ‘Return the Favor’.
El bis de rigor parte con el bajo de Dr. Matt Destruction sonando protagónico por única vez en la noche para dar el vamos a ‘Bigger Hole to Fill’. Pero guardo la poca energía que me queda para los balas más efectivas: se escucha ‘Hate to Say I Told You So’, y la locura es total: vuelve el pogo, el público es un solo coro y hasta la cantante Nicole, que tiene como 10 meses de embarazo, agita su pancita. Antes del fin, HPA se despide, agradece y los platillos de Chris dan paso al hitazo ‘Tick Tick Boom’, una buena síntesis de lo que es The Hives: música física, pura reacción, gritoneo, e invitación a no meditar demasiado.
Al final, era verdad: lo de las bandas que empiezan con ‘The’ no era un hype. The Strokes y The White Stripes pasaron por Chile (a The Vines los vi en Australia y eran re buenos) y mostraron sobre un escenario por qué se merecen todos los comentarios recibidos. Ahora, ¿ofrecen The Hives algo nuevo? Sin duda que no. ¿Son más jugados en escena que la mayoría de los grupos de rock? De todas maneras. Muchas veces, con eso es suficiente.
SETLIST: Hey Little World / Main Ofender / Try it Again / A Little More for Little You / Walk Idiot Walk / A.K.A. Idiot / A Thousand Answers / Won’t Be Long / Die All Right / Diabolic Schem / You Dress Up for Armageddon / You Got it All...Wrong / Two-Timing Touch and Broken Bones / Return the Favor // Bigger Hole to Fill / Hate to Say I Told you So / Tick Tick Boom
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