Contemplativo, No Combativo

Verlos y disfrutarlos nuevamente en vivo me recordó una pregunta que me he hecho muchas veces antes….¿Porqué no pescan a CHC? ¿Qué hace de ellos un especímen de destino incierto en la fauna musical chilensis? Veamos:
1 ORIGEN: En su génesis, Silva (apodado ‘Joven’), Gabriel Díaz (‘Palabra’) y Pedro Subercaseaux (‘Piedra’) fueron muy cuestionados: su origen abolengoso y líricas hippies no encajaban con el esterotipo marginal del hiphop nacional. Panteras Negras, Tiro de Gracia y Rezonancia nos tenían malacostumbrados. La sensación inicial era ‘qué onda estos cuicos que se vinieron a este vecindario’. Hey, no me miren feo a mí…eso era lo que se decía.
2 INDEPENDENCIA: La maquinaria de las disqueras, presionando por sus singles prioritarios y montando acciones de marketing, no existe en CHC. No hay palos blancos llamando a las radios ni tocatas gratis en el Liceo ‘XYZ’ para congraciarse con la emisora de turno. CHC apuestan con alto riesgo: creen que sus canciones deben sonar porque son buenas. Hasta ahora, el saldo es insuficiente.

4 CONSTANCIA: En medio del lanzamiento de sus anteriores placas, no ha sido raro que alguno de sus miembros se marche 6 meses a Nueva York o México por motivos personales o profesionales. Ello redunda en planes de promoción que quedan truncos y suspensión de tocatas hasta nuevo aviso. Resultado: el público se olvida de ti.

Todo lo anterior daría lo mismo si no fuera por un detalle: CHC es un EXCELENTE GRUPO con EXCELENTES CANCIONES. Y te lo estás perdiendo. En este mismo momento te pierdes la chance de estar escuchando su música.
Su más reciente opus, ‘La Cosa’, se resume en una palabra: concisión. El grupo ya no busca evangelizar con líricas engrupidas ni ocupar espacio en experimentos sin destino. Además, Pedro Subercaseaux se consolida como el nuevo Koko Stambuk: su facilidad para construir bloques sonoros detallistas y juguetones lo convierten en lo más parecido a Pharrel Williams que tiene este país (incluso ambos se calzan la batería cuando sus grupos tocan en vivo). Por su parte, Silva y Díaz son el ying y el yang: uno es euforia y exceso, mientras el otro aporta estilo y oficio. Donde antes sus rimas chocaban emulando a Beastie Boys, hoy intercalan armonías pop irremediablemente beatlescas.

A CHC le sobra lo más difícil: un repertorio de exportación. Si se tomaran en serio lo talentosos que son, su obra dejaría de ser secreto de unos pocos. ¿Les interesará? Mi predicción es que en 20 años, sus discos (sí, CD's) se venderán a precios exorbitantes como extrañas piezas de colección. Compre el suyo y asegure su futuro.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home