I Will Survive
Esa caja de resonancia que es la nostalgia hace que el efecto emotivo de las canciones se eleve al cuadrado mientras más lejano se divisa el momento en que las recibimos por primera vez. Eso fue lo que vivimos miles durante el debut de Chris Cornell en Chile.
Partimos con polémica: por un mail que recibí horas antes del show, yo sabía que la cosa partía a las 18:30, pero los tickets decían “19:00 horas”. Ello redundó en que un grupo importante de personas se perdió la sorprendente actuación de los galos Phoenix (tan molestos quedaron, que hasta armaron un blog). Con actitud rockera y un set cargadito de hits, los chicos liderados por Thomas Mars (pareja de Sofia Coppola) se ganaron a la audiencia, la cual terminó apludiéndolos mientras el cantante amenazaba con lanzarse al público sobre el electrizante final de su set.
Lo de Dandy Warhols fue una pena. No era el momento ni el lugar ni el público para esas texturas delicadas y las guitarras intervenidas de Courtney Taylor-Taylor. La gente fue bastante paciente con su rock circa Rolling Stones del ‘72 y las pifias llegaron sólo sobre el final del show.
El rumor corrió fuerte: en Baires, por ser un gran festival, Cornell tocó sólo 80 minutos, pero para esta noche se anunciaban casi 3 horas de show…¿sería cierta tanta maravilla? ¿No se irá a pegar con sus discos solista? ¿Tocará ‘Fell on Black Days’?
21:15 horas: como buen frontman, el ego de Chris tiene un espacio importante y es el último en arribar al escenario tras una intro rockerísima de una banda de apoyo llena de cracks. ‘Let me Drown’ y ‘Outshined’ no nos dejan ni aclimatarnos e impactan con un sonido denso, pesado y brutal. Por si tenías alguna duda, la percusiva ‘Spoonman’ pone los pelos de punta, y si quieres hacer algo de headbanging, emerge de las tinieblas ‘Show me How to Live’, de los Audioslave. ¿Nostálgico? Entonces llora conmigo escuchando ‘Hunger Strike’ de los Temple of the Dog.
Era necesario sacar un poco el pie del acelerador y para eso, Cornell coloca en el camino ‘No Such Thing’ y ‘You Know My Name’ (del soundtrack de ‘Casino Royale’), dos muestras de su reciente historia solista. Pero sólo quería pillarme con la guardia baja para derretirme con los guitarrazos grunge de ‘Fell on Black Days’. Momento sublime.
Tras ‘What You Are’, la banda se retira y nos quedamos a solas con Chris Cornell. De polera blanca y pantalones oscuros, las líneas de su rostro acusan las más de cuatro décadas, pero su estampa se ve saludable gracias a una dieta a base de puro rock. Solo con su guitarra de palo, el cantante se manda un notable medley de versiones que incluye ‘I Put a Spell on You’ (Creedence), su muy particular ‘Billie Jean’ de Michael Jackson y ‘Thank You’, un saludo especial a los Zeppelin que se volvían a reunir esa noche. El bloque unplugged remató con ‘I Am the Highway’, la épica ‘Like a Stone’ y ‘Doesn’t Remind Me’, todas de Audioslave.
Con dotación completa otra vez, Cornell y su combo atacan con intención rockera: ‘Cochise’ les sale de lujo, y luego se vienen gemas imperdibles del Soundgarden más rockero, como ‘Ty Cobb’ y la clásica ‘Rusty Cage’. El cuerpo ya comienza a abandonarnos y se hacen sentir las casi dos horas de show; por lo mismo, el cantante opta por algunos midtempos como ‘Be Yourself’, ‘Out of Exile’ y ‘Arms Around Your Love’. Pero sólo sirven de precalentamiento para la inmortal ‘Black Hole Sun’ en una versión como para atesorar. La pesadísima ‘Jesus Christ Posse’ cierra el bloque y a estas alturas, todos los que están sobre el escenario tienen el torso desnudo y sudan sin parar. Puede ser por el calor infernal del lugar, pero prefiero pensar que es por la entrega poco habitual de una banda foránea sobre suelo nacional.
De vuelta a la cancha, empiezo a buscar en mi cabeza qué tema falta, ya que lo han tocado todo (y la encontré….¿qué paso con ‘Pretty Noose’??. Cornell resuelve la pregunta con ‘Can’t Change Me’ (el tema que abrió su carrera en solitario) y la soberbia ‘Burden in my Hand’, pero la sorpresa es total cuando se manda ‘Seasons’: yo tenía 15 años cuando compré el cassette con el soundtrack de la película ‘Singles’ sólo porque venían dos temas inéditos de Pearl Jam, y fue uno de los pocos álbumes que escuchaba de punta a punta. Partía con ‘Would’ de Alice in Chains y cerraba con ‘Drown’ de los Pumpkins. Qué bonitos recuerdos, sinceramente. Cómo me salvó la música en esos años de colegio…
Para el cierre, Cornell escoge terminar con rock más que pesado, y merodea por el stage como un depredador oliendo sangre. Suenan retazos de ‘In my Time of Dying’ de Led Zeppelin, ‘Slaves and Bulldozers’, y para terminar… qué mejor que ‘Whole Lotta Love’.
He visto shows generosos en su extensión; otros lo han sido en el repertorio escogido, e incluso algunos lo fueron en la entrega de sus protagonistas sobre el escenario. Pero muy pocos consiguieron aglutinar las tres variables. Quince años después de conocerlo, Chris Cornell me hace entender a punta de aullidos porqué es uno de los más grandes. Si Cobain y Staley sucumbieron a los espejismos de la fama, Cornell (y Vedder) no se dejarían atrapar tan fácil. Es un sobreviviente. Y lo gritó por tres horas una noche en Espacio Riesco.
3 Comments:
Las cagó Cornell. Y eso que me comentaste la falta de "Billy Jean" en el set list de Baires.
Bueh, el tipo nos sorprendió y la tocó (además de "Im the higway" que yo, simplemente, no la esperaba).
Saludos
Estoy de acuerdo con lo de los tickets, las bandas
pero que opinas al fin del espacio riesco
a mi me parecio un lugar inadecuado para tal concierto
las sensaciones y snetimientos respecto a Cornell son los mismos
un sobreviviente del grunge
ya lo puse en mi FLOG
jaja
yo quede admirada de su calidad vocal y la energía que demostro esa noche...
No esta demas decir que es el cuarenton mas sexy que he visto en años
Solo se defne en una palabra
INCREIBLE
Good reaading this post
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