felipe arratia

Wednesday, February 07, 2007

El Puerto estaba en Otra

El fin de semana pasado estuvo plagado de experiencias ‘distintas’. Tan diferentes eran que iban desde reencontrarse con amistades de Barcelona hasta ir a mirar como quedó la calle Serrano de Valparaíso tras la desastrosa explosión del sábado.

Pero, como suele suceder en este blog, el objetivo prioritario era musical. La idea era ir al Crush Power Music, y ver a créditos locales como Sinergia interactuar con Babasónicos, Plastilina Mosh y Calle 13. Para allá partimos con la Caro, la Roxi, el Vito y su amigo Pablo. Luego se sumaría Kirk.

Tras las tradicionales cervezas en el Cafe Journal, partimos al Estadio Sausalito. Llegamos a las 10, hora precisa para ahorrarnos los shows de Gonzalo Yáñez y los omnipresentes Difuntos Correa. Al bajarnos del auto, lo que sonaba era ‘Human Disco Ball’ de Plastilina Mosh. Nos apuramos en entrar para no perder ni un solo detalle (‘debe estar repleto’, pensamos), y al ingresar al estadio, la sorpresa fue grande:

a.- Había poquísima gente (galerías vacías; sólo gente en la cancha)
b.- Los P Mosh tocando sin banda...sólo ellos y sus secuencias

Lamentablemente sus músicos no llegaron a tiempo para el show de Viña (se integrarían en La Serena) lo que hizo que el directo de los de Monterrey perdiera nervio e intención. Sólo con bases la cosa se transformó simplemente en unos Tiro de Gracia mucho más cultos y open-mind. En deuda.

A río revuelto, buenos son los Sinergia. Sinceramente cuando me dijeron que ellos estarían en este evento, me imaginé que no sería algo muy diferente de los 371 shows que les he visto (es una exageración, pro si acaso), pero me equivoqué rotundamente. El crédito nacional demostró cómo se suena cuando se tienen casi 15 años de circo, y se lucieron.

Don Rorro entró caracterizado como el eterno novio Ruperto (‘Sábados Gigantes’ modelo 86’, para los sub 20), y cada uno del resto de la banda tuvo su momento dentro del show para demostrar lo buenos músicos que son. Mención aparte para Brunito Godoy, un verdadero animal de la batería que fue el comentario de los músicos extranjeros presentes. Y más encima, él hace las canciones...nada mal.

Luego, me aproveché de mi credencial, mis contactos y mi cara de raja para quedarme sobre el sector que unía a los dos escenarios (método muy eficiente, igual que en la Cumbre del Rock Chileno) y así poder ver a Babasónicos lo más cerca posible. La cosa partió prometedora con ‘Deléctrico’ y ‘Pendejo’ pero más tarde la banda cayó en su intransable esquema de los últimos años: centrarse de forma taliban en sus dos trabajos más recientes. Así fue que desfilaron melodías como ‘Puesto’, ‘Capricho’ y ‘El Colmo’, alternando con clásicos recientes como ‘Risa’, ‘Y Que’ y ‘Putita’. ¿La joya? ‘Calmado, matamos al venado’, un hit del CD "Babasónica" (1997) que sólo canté yo y un par de personas más. ¿Las más coreadas? ‘Irresponsables’ y ‘Carismático’, obviamente.

Una situación anómala fue que nuevamente apareció Carca para reemplazar en el bajo a Gabo Mannelli. La verdad es que me resulta muy heavy que aún en ningún medio aparezca lo que realmente está pasando con Gabo, que es bastante terrible. En los próximos días creo que será importante compartirlo en este espacio.

El público debe haber sido uno de los peores que vi en mucho tiempo. Además de su escasez númerica, lo único que hicieron fue aportillar a todos los artistas que pasaron por el escenario. La lógica era pensar que con Calle 13 finalmente la cosa prendería pero no fue así. OK, Babasónicos y Plastilina Mosh no son las bandas más populares del mundo, pero no hubo ni el menor esfuerzo por tratar de pasarlo bien con sus shows. Me fue inevitable recordar al profeta Noel Gallagher cuando dicen que a los menores de 16 años les deberían prohibir comprar discos, y así nos ahorraríamos tener que convivir con la música de gente como Britney Spears.

Para el cierre, Calle 13 eran la gran promesa y todos esperábamos ver algo especial. Con varios músicos sobre el escenario, la hermana de los chicos esperando su turno para cantar y el tímido Visitante orquestando todo, el galancete Residente entró al escenario para entonar ‘Suave’. La cosa venía bien. Sin embargo, con el correr de los minutos, se hacía evidente que la instrumentación de todos los temas era muy similar, lo que hacía del show algo bastante monótono. Además, el Residente se ponía a hablarle al público entre canción y canción, y ellas de vuelta le gritaban: ‘La Poleeeraa!!, La Colitaaaa!!’. No nos estábamos entendiendo, me parece.

De cualquier forma, los centroamericanos hicieron un show correcto, y tuvieron momentos altos con canciones como ‘Querido FBI’ y ‘Se Vale To To’. El lógico final con ‘Atreve Te Te’ llegó junto con 12 chicas bailando sobre el escenario y el momento más esperado de la noche por la concurrencia: el Residente sin polera.

Tras el evento, partimos a tomar algo, y luego al Muelle Barón a ver a Andy Smith, el DJ de Portishead, en lo que fue la primera incursión de mi amigo Leo Valeria en la produción de eventos en Chile. La cosa anduvo impecable en lo formal pero nuevamente el público no apareció en la cantidad que se esperaba. ¿Se estará guardando todo el mundo para los conciertos que vienen? Mmmm...

El domingo, lo mejor fueron las empanadas de Con Con. En realidad, tal vez fueron lo mejor del fin de semana. Y eso que fue uno muy bueno. Que se repita pronto!!

1 Comments:

Blogger Roberto Carreño said...

El público chileno es interesado, entonces exige grandes festivales de música, diversidad de bandas, de más talentos, pero todo el discurso se disuelve cuando hay que pagar por bandas chilenas y latinas un monto superior a los 5 mil pesos. Porque probablemente en más de una ocasión ya han visto gratuitamente a bandas como Plastilina, Lucybell, Saiko, Sinergia, etc.

Entonces Coldplay vale los 40 mil porque quizás nunca más vuelvan, pero los latinoamericanos reaparecen una y otra vez, con el mismo formato de show, y por 3 o 5 lucas gratis.

Y es extraño, porque plata hay, es cosa de dar la vuelta por el Bar Central o los locales universitarios de Bellavista, y la cerveza corre al por mayor.

Según mi apreciación los únicos dispuestos a pagar por un concierto local a esta altura son los más jóvenes, los mismos que no pueden entrar a una discoteque ni a La Batuta, pero llenan la SCD para De Saloon o Golem.

Es una larga discusión, y la solución es muy incierta. ¿Mejorar las producciones, qué los eventos tengan una línea editorial?, no sé, ya tantos productores y eventos han caído en esta misma disyuntiva. Complicada labor.

Saludos

6:04 AM  

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