felipe arratia

Saturday, March 17, 2007

El Gran Baile en el Cielo

Cuando el escenario se tornó completamente blanco y las luces me cegaron, traté de entonar el estribillo de ‘Us and Them’ y me di cuenta de lo que pasaba: no me sabía la letra. No me sé las letras de la mayoría de las canciones de ‘Dark Side of the Moon’, ni de Pink Floyd en general. Sin embargo, no las necesitaba. Había algo mucho más poderoso ocurriendo en ese momento como para encerrarlo en un idioma. Había comunicación, emoción y claro, un mensaje. Sin necesidad de declamar su poesía revolucionaria, entendía lo que Roger Waters me expresaba con música y, al igual que las otras 49.999 personas, estaba completamente en shock.

El profeta de Pink Floyd, el responsable por ‘The Wall’ y ‘The Dark Side…’, el inglés enojado y teatral que supo ir tres pasos por delante de toda su generación se paró frente al Estadio Nacional por segunda vez el miércoles 14 de marzo, cinco años después de su sobrio debut del 2002. Pero esta vez era diferente: como dijo mi buen amigo Seba Muñoz (quién mejor que él para saberlo: es el bajista de Brain Damage, la mejor banda tributo a Floyd en Chile), si antes trajo las canciones, ahora Waters se acordó de traer también el show. Y qué show…

Se hace difícil hablar de una presentación concreta y puntual de Waters o Floyd y no irse por las ramas, derivando en todas las temáticas con las que uno puede asociar a una banda tan grande. Igual, yo me considero un gran ignorante sobre ellos: de hecho, hay discos básicos de Floyd que nunca escuché, como ‘Ummagumma’, ‘Atom Heart Mother’, o ‘Animals’.

En la conferencia que Waters dio un día antes (y que da para un post aparte…aaaargh!! el tiempo, el fuckin’ tiempo), dijo que ‘The Dark Side of the Moon’ sigue teniendo actualidad porque “es un disco que hace que la gente esté consciente sobre sus propia humanidad, y no desconozca su naturaleza: es humano tener miedo, es humano sentirse solo, es humano estar descontento y es humano querer criticar las cosas que están mal.”. Es difícil que otro pudiera explicarlo mejor.

Así fue que a las 20.55 se apagaron las luces del Estadio Nacional, y los acordes de ‘In the Flesh’ iniciaron una larga sucesión de conmoción cerebral. Tras la partida, ‘Mother’ nos dejó claro que Waters no venía a tocar covers: la memoria emotiva se mezcló con la interpretación perfecta y no hubo espacio para jams o versiones libres. Waters tiene claro el valor de sus obras, y se las entrega al público tal como las quiere: en su forma original. Bien por la rigurosidad british.

Durante esa primera mitad, la espléndida banda de apoyo de Waters (donde destacaba su hijo en teclados y tres sólidas negras en coros) brilló particularmente en canciones como ‘Shine On you Crazy Diamond’, ‘Perfect Sense’ y en especial, en ‘Wish You Were Here’. El final de esa parte fue simplemente de antología con ‘Sheep’ y la aparición del chancho volador, con las poesías de Nicanor Parra (“Sorpresa en la democracia: la basura sale a flote”) y Diego Maqueira (“Va a nevar en el espacio y la NASA no lo sabe”), más otras frases como “Push Bush como la muralla”. Eso sí, yo no sabía que al chancho después lo soltaban para que se fuera volando. Me encantaría saber donde cayó…

15 minutos de descanso, y llega lo que todos vinimos a ver: el sonido cuadrofónico hace que desde todos los rincones del estadio se escuche la mecánica risa que abre ‘Speak to Me’. Señoras y señores, ajusten sus aientos. Estamos volando (deeply flying) sobre el lado oscuro de la luna. Las cuerdas de ‘Breathe’ traen consigo una sensación de paz previa a la muerte, o al menos, a la tensión implícita en ‘On the Run’. Los relojes de ‘Time’ nos mantienen alerta por pocos minutos, pero volvemos a la calma con la belleza trágica que trae el sobrehumano solo vocal de ‘The Great Gig in the Sky’. De pronto, la pirámide se hace real: sobre los asientos VIP una enorme estructura delineada por láser se convierte en la tapa del disco que escuchamos, y el prisma multicolor comienza a rodear todo el recinto. Ah! También suena una canción llamada ‘Money’.

Us and Them’ es una melodía hecha en el cielo. Como dije al principio de este post, la emotividad de Waters y su gente para interpetar este clásico lo convierten en mi momento favorito de la noche. Luego, ‘Any Colour you Like’, sirve de preludio perfecto para ‘Brain Damage’, que me recuerda al espantapájaros de ‘El Mago de Oz’ y su ‘the lunaatic is on the graass…’ una lejana tarde de 1997. Finalmente, ‘Eclipse’ cierra la puerta por fuera dejándome una sensanción múltiple: agobioaliviofrustraciónmelancolíaintrospecciónmeditación. Respiro. Y luego, sigo adelante.

Pasan breves minutos, y Waters está de regreso. El mismo, en dudoso español presenta al coro de niños de una escuela de San Joaquín. Junto a ellos vendrá otra postal: ‘Another Brick in the Wall’ partes 1 y 2. En honor a la verdad, los niños eran un mero elemento decorativo, pero con una canción como esa es imposible fallar. El cierre con ‘Comfortably Numb’ tras dos horas y media de show me dejó flotando en la estratósfera, en líquido amniótico. Siento como que de pronto, me desmaterialicé y llegué a mi casa.

No sé con qué soñé esa noche pero daba lo mismo: el sueño había ocurrido mucho antes. Mientras más lejos de la realidad, mejor.

Y había sido el miércoles más irreal de mi vida.

7 Comments:

Blogger María de Magdala said...

Desde el jueves que visito tu blog, esperaba este comentario.

Fué el miércoles más irreal de la vida de muchos, yo no podía encontrar una palabra que definiera lo vivido, solo repetía una y otra vez: "im-pre-sio-nan-te".

Pink Floyd es una de las bandas sonoras de mi vida, por eso y por una deuda pendiente entre "Waters y yo" este concierto tuvo una importancia casi sideral.
Siempre soñé con ver a Pink Floyd, veía y re-veía mi dvd "Pulse" y alucinaba con alguna vez ver algo así, esto es lo más cercano a ello y me quedo en paz y sonriente.

Desde el minuto que tuve ante mi ese magno escenario, ya sentía que levitaba y pedía poco menos que me pellizcaran.

Es difícil decir cual fué el momento máximo, pero escuchar "Mother", "Us and Them", "The Great Gig in the Sky" era de otro mundo... y ya al escuchar "Confortable Numb" mi razón se fué a deambular bien lejos de Ñuñoa...

Siempre creo que lo mejor está por venir,(en todo aspecto) pero después de ver tamaño espectáculo ya dudo si veré algo mejor, por la puesta en escena tan excepcional mezclada con la emoción, sensación, no-sensación, todo menos sensación, por la pulcritud, por los estímulos sensoriales, por el sonido tan envolvente...ay! mejor no sigo.

También me pregunto donde habrá ido a parar el chanchito rosado, tocando la libertad.

Un abrazo...

12:17 AM  
Blogger María de Magdala said...

This comment has been removed by the author.

12:26 AM  
Blogger María de Magdala said...

¿Te cuento algo freak? me regalaron una entrada para ver a Alejandro Sanz, y fuí...ja! fué chocante ver a Sanz tan sólo a 3 días de haber vivido ése sueño con Roger Waters en ese mismo lugar...
Como me dijo "Don Luchito" fué como pasar de un meche a una citrola...

Pero a caballo regala'o...
(no se le miran los dientes)

Fué mi primera experiencia en un concierto romántico. Y me sentí como bicho raro. Sí me burlé harto..ja! de ciertas actitudes.

Lo mejor de todo fué cuando Sanz le dedicó una canción a Iván Zamorano (que estaba en primera fila al parecer), y todo el estadio lo pifeó...fué divertido.

Igual me gusta "Lo Ves" ..ja!

Saludos nocturnos e insomnes...

12:30 AM  
Blogger joaquin urrutia said...

Por lo que he leido, fue sublime lo del miercoles

¿La conferencia merece un post aparte por el fenomeno periodista-fan?

Saludos

12:53 PM  
Blogger felipe arratia said...

Joaco:
No, la conferencia merece un post aparte porque Waters, a sus 61 años, sigue teniendo un discurso ultra interesante, y crítico. Es un tipo que funciona como Pepe Grillo del mundo exterior.

Es la mejor conferencia de un músico en Chile desde el grandioso encuentro con Anthrax en su fallido show en el Víctor Jara.

Lo más divertido es que los periodistas pelaban a las periodistas fan que adulaban a Sanz el día antes y luego, se abalanzaron a pedirle autógrafos al gran Roger.

Si me preguntas a mí, prefiero mil veces un periodista fan que uno que no sabe un carajo del artista que está entrevistando.

2:09 PM  
Blogger joaquin urrutia said...

Felipe
La duda era porque pense que la Conferencia habia sido como algunas que pasaron en Viña, como Bryan Adams y su periodista-fan-obseso y la de Ana Torroja con Hotuiti, por lo que lei y vi en algunos diarios y programas festivaleros

4:47 PM  
Blogger La Coty! said...

cuando soltó el chancho pensé lo mismo... además pensé que el resto del estadio se estaría preguntando lo mismo ke yo... *-) dónde habrá caído???

8:11 PM  

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