Ahora sí que Sí
Nos vemos en Indio. (Y también en Los Angeles, en San Francisco, y Las Vegas). Yupi!
Sandro es una anomalía. Un bendito accidente. Una de-generación espontánea. No se sabe de dónde vino ni para dónde va. Creo que él tampoco lo sabía pero lo intuía, y su intuición siempre lo llevó por el camino de los iluminados. Yo creo que Sandro (o el Pre-Sandro, Roberto Sánchez, en este caso) es reacción: hizo lo que tenía más a mano para ganarle a la calle.
Miento: Sandro viene de Elvis. Pero con eso no alcanza. Mejor que eso: Sandro viene del rock, pero no sólo del rock and roll, sino de la cultura rock. De lo que los argentos llaman ‘bardo’. Del quilombo, de la incomodidad, de la campera de cuero y la mirada lasciva. Del ‘tomo lo que me gusta porque vos sabés que también te gusta’. Mucho, mucho antes de su muerte, he encuestado a mujeres de todas las edades, orientaciones, tendencias valóricas y estados civiles y parece no haber dos opiniones: Sandro no era un hombre. Sandro era EL hombre. Así, con mayúsculas. Como si uno buscara en wikipedia ‘macho’ y saliera una foto del ‘Gitano’.
Si por ahí alguien sigue creyendo que Sandro no es una figura fundacional para el rock en español, no hay más que ir a los libros de historia y encontrarse con su presencia frecuente en “La Cueva”, el sótano donde Litto Nebbia, Miguel Abuelo, Tanguito, Moris y otros fundaron el rock argentino. Esa etapa inicial con el grupo ‘Los de Fuego’, con cuatro primeros álbumes anteriores a 1965, arde en guiños a Chuck Berry, Little Richard, Bill Halley y obviamente, a Elvis. Especialmente recordada de ese periodo es la versión de “Whole Lotta Shakin'" ("Hay Mucha Agitación") de Jerry Lee Lewis.
Lo recuerda el propio Sandro: “Los de Fuego salían vestidos de colorado, se tiraban por el piso a los gritos. Es más: solíamos romper una guitarra por show antes de que The Who existiera”. Alucinante.
Como ya es sabido, desde la segunda mitad de los ’60, y por recomendaciones externas y tincadas propias, Sandro giró progresivamente a la balada. De esa época en adelante viene casi toda la camionada de hits que le conocemos. Mi teoría es que Sandro ataca al enemigo desde dentro: se pone disfraz de crooner para cantarle a la señora empingorotada, pero tanto en esos tenebrosos arreglos de órgano (a lo Los Angeles Negros) como en su ultra-célebre performance eléctrica en escena, había trangresión en estado puro. Tal vez no lo sabía ni lo buscó, pero ya había corrido los límites un buen par de metros simplemente siendo Sandro.
Sandro es Rock. Mi mamá se sabe todas sus canciones, pero igual es Rock.
Reservaras un lugar en la gloria para mí
Un lugar en el que quepamos los dos
Me esperarás con diez Evas con manzanas en la boca
Bailando el hula hula en mi honor
Cuando yo me muera,
haré una fiesta en donde nunca salga el sol
Donde amigos y enemigos brindaran
Porque regrese en la piel de un canción
Y sonreirás al final
Cuando todo para mi
sea el sueño que persigo con fervor
Las promesas de caricias,
serán poco para mí
si no veo a mi pueblo sonreír.
Cuando yo me muera,
haré una fiesta en la que nunca salga el sol
Donde amigos y enemigos brindarán
Porque regrese en la piel de un canción.
Cuando yo me muera,
haré una fiesta en la que nunca salga el sol
Donde amigos y enemigos brindarán
Porque regrese en la piel de un canción
Salud, Gabo! Salud, Michael! Salud, Andrea!