felipe arratia

Saturday, May 31, 2008

No Controles

Los Café Tacuba son viejos zorros. Con una inteligencia emocional que ya se la quisiera Jorge González nos hacen creer que tenemos el control, y ellos se salen con la suya todo el rato. El miércoles 28 de mayo se vivió un capítulo más del intenso idilio entre los cuates y el público nacional, romance nacido en la primera mitad de los ’90 cuando llegaron a una exposición cultural en la Estación Mapocho con un gran CD debut bajo el brazo y un single llamado ‘María’.

Sino’ es el nuevo disco del cuarteto de Ciudad Satélite, y es una joyita depurada y esquiva que no se entrega a la primera: su cocción es a fuego lento. Esa era la excusa para el arribo, casi tres años después de su soberbio show en el Festival de Viña.

Con la puntualidad de los artistas del primer mundo, los tacubos salen a escena. El teclado de ‘Meme’ Del Real inunda la atmósfera para dar paso a ‘Seguir Siendo’ y ‘Tengo Todo’, los tracks que abren ‘Sino’. De entrada, dos cosas llaman la atención: el sombrero con agujeros para los ojos de Ixxi Xoo, la nueva encarnación del vocalista Rubén Albarrán, y la presencia de un baterista, instrumento que se incorporó definitivamente al sonido en vivo de Café Tacuba.

El cantante invita al público a moverse mucho y dejar en el teatro todas las tensiones para regresar a casa ‘livianos’. Y para ello, qué mejor que la energética ‘Eo’ que llega pegadita con ‘Cero y Uno’, dos postales del brillante ‘Cuatro Caminos’. A la izquierda del escenario, Quique Rangel ejecuta su bajo con marcialidad y luce peinado new wave. En el otro extremo, su hermano Joselo tiene los ojos cerrados bajo sus inconfundibles anteojos y pega guitarrazos melódicos emulando a su ídolo, Johnny Marr. El grupo está en racha y regala otra golosina: ‘La Locomotora’, lo único parecido a un single de esa inexpugnable trabajo que es ‘Reves/Yo Soy’.

Predeciblemente, ‘Las Flores’ provoca el desborde de la audiencia, y muestra la astucia y madurez del grupo. Resulta obvio que sus intereses musicales hoy están lejos de ese magnético single, pero ellos no se pelean con sus hits: los entienden como parten del todo, como responsables de su audiencia, y le dan esa alegría al público. Es una buena lección para Babasónicos y los Fabulosos Cadillacs, entre varios otros.

El grupo arremete con ‘53100’, un tema reciente que incluye un riff de guitarra robado a ‘Won't Get Fooled Again’ de los Who. Pero si lo que te gusta es cuando Café Tacuba pone la pausa, para eso llega ‘Mediodía’ y la discursiva ‘Trópico de Cáncer’. Esta noche hay un nuevo álbum para promover y la banda le dedica un buen rato a ‘Sino’, para rematar con los 7 minutos de la bella ‘Volver a Comenzar’, un track con ínfulas progresivas y armonías a lo Beach Boys.

Emmanuel Del Real se queda solo en escena. De vestuario muy elegante, comienza a tocar en piano una melodia cuya intensidad va in crescendo al estilo de ‘Zorba el Griego’. El resto del grupo vuelve a acompañarlo para mandarse una hiperkinética versión de ‘La Ingrata’. Grandes. Acto seguido, ponen el tiro de gracia con una de mis favoritas, ‘Chilanga Banda’. Para volver a mover el esqueleto llega ‘El Fin de la Infancia’, un imperdible de la propuesta cuate en vivo. Tras ejecutar ‘Chica Banda’, Rubén se calza su gorrito con una cresta para convertirse en el Gallo Gass y mandarse una ‘Déjate Caer’ superior a la original y que termina con la ya clásica coreografía kitsch de los integrantes. Fin de la primera parte.

De regreso a escena, Meme vuelve al micrófono principal para hacer una débil performance de ‘Eres’, acusando la voz del cuate afectado por una gripe. Hace varios minutos que el público viene coreando y pidiendo ‘El Baile y el Salón’ y eso es justo lo que viene. Esta canción es tan linda, personal y me evoca tantas cosas que es mejor guardárselas.

Rubén comienza a preguntarle al público qué quiere escuchar, lo cual presagia una batería de hits. Primero es ‘No Controles’ con ese alucinante guiño a Metallica. Y luego, ‘El Ciclón’ y ‘El Metro’ que resisten perfecto el paso del tiempo.

Ya van casi dos horas de show y sonaron 3 hits al hilo. Todo indica que esto llega a su fin, pero el grupo desconcierta tocando varios éxitos de culto para los más fans como el bolero ‘El Puñal y el Corazón’, la romanticona ‘Esa Noche’, y una versión a capella de ‘Tírate’. La mezcla de desconcierto y excitación es tal que Rubén reconoce sobre el escenario que están esperando a ver si llega Alvaro Henríquez para acompañarlos en el escenario. No lo hará, pero el show debe continuar. El grupo sigue preguntando a la gente qué quiere que toquen; ellos dicen que no pueden tocar ‘Aviéntame’, porque la enfermedad de Meme no permite matices en su voz. A cambio llega la increíble ‘Como te Extraño mi Amor’ de Leo Dan que tiene aroma a cierre. ¿Creen que ahora si que se acabó? Error. Siguen las miradas cruzadas sobre el escenario. ¿Seguimos? ¿Paramos? Seguimos.

Quique Rangel aprovecha su registro grave y se manda una nueva llamada ‘Y es Que..’ Los mexicanos ya no dan más. Estamos bordeando las 3 horas. Para acabar, Rubén invita a ‘chingar al menos una vez al día al sistema para ser un poquito más feliz’. Acto seguido, el desmadre es total con ‘Pinche Juan’, la mezcla perfecta entre slam metalero con catarsis folklórica.

Ahora sí es verdad. Fueron 170 minutos. Lo tocaron todo. Fueron de la delicadeza al trash metal, de la salsa a la ranchera, pasando por intentos de hip hop. Sin preocuparse ni por un segundo de ser más populares, sin transar una pizca de su propuesta. Sólo comprometidos con ser fieles a sí mismos y a la única verdad: para ser fiel a uno mismo, hay que cambiar todo el tiempo. En español, hoy Café Tacuba no tiene oponentes. Lo del miércoles fue una paliza. Y sí, cuando camino por el frío de San Diego, soy más feliz.

Setlist: Seguir Siendo/ Tengo Todo/ Eo / Cero y Uno / La Locomotora / Las Flores / 53100 / Mediodía / Trópico de Cáncer / Esta Vez / El Outsider / Volver a Comenzar / La Ingrata / Chilanga Banda / El Fin de la Infancia / Chica Banda / Déjate Caer / Eres / El Baile y el Salón / De Acuerdo / No Controles / El Ciclón / El Metro / El Puñal y el Corazón / Quiero Ver / Puntos Cardinales / Esa Noche / Tírate / El Espacio / Como te Extraño mi Amor/ Y es Que…/ Pinche Juan

Wednesday, May 28, 2008

El Bronx está en Todos Lados

Fueron tres shows seguidos los que me llevaron a esto: primero, el espléndido recital de Latin Bitman, el disfraz playero del compinche electrónico de Roban; luego, mi reconciliación personal con La Batuta en ese redondo show que hicieron los Funk Attack, y finalmente, el lanzamiento de Cómo Asesinar a Felipes, la apuesta más depurada de la black music local.

Los dos primeros conciertos incluyeron múltiples colaboraciones: sobre el Galpón 6 y La Batuta desfilaron personajes como Jimmy Fernández, Zaturno, Tea Time, Camilo Salinas, Julián Peña, Juan Sativo y otros. Volver a estar en contacto con grandes clásicos perdidos de Tiro de Gracia, Los Tetas o La Pozze Latina me llenó de gozo, nostalgia y me trajo de vuelta muchas lindas imágenes del pasado. Pero en particular, me dejó una sensación como de un círculo que se completa, de una línea de tiempo que tiene lógica, de una escena actual que no se entiende sin la historia y el aporte de quienes los precedieron.

Tengo una vaga imagen de algunos compañeros de colegio en la enseñanza media cantando eso de ‘Suel-ta la bolsi-ta de Neo-prén….’, pero no la asocié en ese tiempo con De Kiruza. De hecho, el hip hop recién me vino a gustar de la mano de flores de un día como MC Hammer. Ni hablar en esa época (1991) de auto-definirse como fanático de un grupo nacional. ¿Hip hop chileno? Ni idea. Sólo supe de Los Panteras Negras en algún review de una ajada revista El Carrete, al lado del debut de Los Miserables. Pero no enganché.

Mi primera sonrisa cómplice vino de la mano de ‘Sex Maniac’, el Big Bang de La Pozze Latina y un single que para mí fue fundacional. “Ahh, puede que haya hip hop chileno que sea bueno”, dije una helada tarde de 1993. Eso fue exactamente lo que recordaba Jimmy Fernández sobre el escenario de La Batuta diez días atrás: “Aquí lanzamos ‘Poseídos por la Ilusión’ hace 15 años. Como pasa el tiempo, weón”. Totalmente de acuerdo. La crítica de ese disco apareció en el número 1 de la revista Rock&Pop.

Pero la revolución definitiva vino de la mano de un grupo llamado Los Tetas. Aún tengo grabada en VHS su actuación en el programa ‘El Diván’ de Iván Valenzuela, sin un disco en la calle todavía. Junto con el gran proyecto del ‘Nuevo Rock Chileno’, ese histórico diciembre de 1995 recuerdo una tarde mirando discos en la vitrina de la desaparecida disquería ‘Mi-Kaleta’ en Antonio Bellet cuando se me acercó un tipo con una grabadora. Claro, en esa misma calle quedaba la radio Rock&Pop, pensé. El sujeto resultó ser el recordado (y afortunadamente, olvidado) Cote Correa que me ofreció que pidiera una canción para la radio (labor que años después yo también haría) y yo pedí ‘Corazón de Sandía’ de Los Tetas.

Si te gustaban Los Tetas, obvio que te gustaban los Chancho en Piedra. No sé si le conté esto al Lalo Ibeas, pero recuerdo cuando me iba del colegio a mi casa: tomaba la Línea 2 del metro y solía ver a un chascón no muy agraciado que andaba con un mochila de mezclilla que tenía escrito ‘Chancho en Piedra’ como con Liquid Paper, cuando el nombre del grupo sólo aparecía en la cartelera de shows de la Zona de Contacto. Claro, era el Lalo que se iba a La Cisterna cuando era un estudiante de diseño en la UTM, y yo, un cabro de tercero medio en el San Ignacio.

Sólo vine a escuchar a los Chancho cuando vi el clip del tema ‘Frito’ con las imágenes de la obra ‘5 Sur’ (de Fuguet), y luego, cuando grabé el video de ‘Sinfonía de Cuna’ en ‘OK’ del Canal 5. Si bien no son chilenos, la trilogía de escucha se completaba con Illya Kuryaki and the Valderramas, otros veinteañeros que habían escuchado demasiados discos de Parliament.

Pero volviendo a lo nacional, la confirmación de mi predilección por ese sonido coincidió con mi entrada a la universidad. Ese 1997 fue el año de ‘La Medicina’ de Los Tetas y ‘La Dieta del Lagarto’, de Chancho en Piedra. Pero por sobre todo, fue el año de ‘Ser Humano’ de Tiro de Gracia, el mejor álbum de hip hop que se ha hecho en este país (y que venía con un clavo en la cajita!!). Creo que mi copia ya está rayada.

Tal vez mi último gesto de fan antes de empezar a escribir de música (labor que obviamente me pagaban….con discos), fue haberme comprado 'Vida Salvaje', el primer casette de Makiza en el Dos Caracoles. Se hablaba de una rapera ultra talentosa que había salido del Alianza Francesa y que estaba haciendo un hip hop más elegante. No se equivocaron.

Hoy, los proyectos de hip hop, funk y R&B local son múltiples. Hay propuestas masivas, experimentales, alternativas y muy poperas. Las plataformas de difusión han cambiado y los públicos, también. Pero en el sonido de nuevos artistas como Tonoseppia, Elefante Mecánico o Sónido Acido y los Funky Frescos se advierte la presencia de una historia sólida y referentes claros, forjada a punta de cariño y porfía. Qué bien se siente saber que uno estuvo ahí cuando pasó todo eso.

Como sugerencia, aquí propongo un compilado con mis favoritos de la black music chilena. Disfrute, y si quiere, proponga los suyos. Suerte!

Los Tetas, ‘La Medicina’
Calambre, ‘Acá’
Solo Di Medina, ‘Hembras de Marte’
Bitman y Roban, ‘Get on the Floor’ o ‘Tatita’
DJ Raff y Zaturno, ‘2001’
Como Asesinar a Felipes, ‘Ya Perdimos la Paciencia’
Tiro de Gracia, ‘Melaza’ o ‘Decisión’
Makiza, ‘La Rosa de los Vientos’
Jaco Sánchez y los Jaco, ‘Para Mamá
Chancho en Piedra, ‘Comiendo Banana’
Anita Tijoux, ‘Gol’
CHC, ‘Me Inspira’, o ‘Superbueno’
Los Mono, ‘Promesas’
Bitman y Julián Peña, ‘Tropilove’
Zaturno, ‘Lautaro’ o ‘Así Yo Soy’
De Kiruza, ‘Bakán’
C Funk, ‘Joya’
Los Tetas y Boomer, ‘La Calma’
La Frecuencia Rebelde, ‘Nada que Pensar’
Némesis, ‘Ley de Némesis’
Boomer, ‘Parlantes’
Frijoles, ‘Chorizo Hampón’
La Pozze Latina, ‘6 Pies’ o ‘Con el Color de mi Aliento’
Colectivo Etéreo, ‘100% Lambda’
Legua York y Claudio Narea, ‘¿Dios Habla en Inglés?’
Funkreal, ‘Caliente’ o ‘Choco Topo Froto’
Papanegro, ‘Alegre’

Monday, May 26, 2008

Operación Comando

Cómo Asesinar a Felipes’ (en adelante, CAF) no es una casualidad: es una consecuencia. El debutante combo nacional es fruto de un desarrollo de la música negra made in Chile que ha tenido el suficiente ensayo y error como generar proyectos con la originalidad y factura de CAF.

El lugar común es sostener que el hip hop chileno es de exportación. Y yo lo creo absolutamente: pocos en Sudamérica tienen el flow de Tea Time o Zaturno, la capacidad creativa de Cenzi (Makiza, Némesis) o Piedra (CHC), la oreja musical de DJ Raff o Bitman o la genialidad de C Funk y Pablo Ilabaca.

El último gran disco del género había sido el del brillante y efímero proyecto Los Mono, pero la escena nacional estaba esperando por un sonido como el de CAF, tras un par de recientes debuts solistas más bien decepcionantes (en función a las expectativas) de Solo Di Medina y Anita Tijoux.

Así llegamos a la Sala Master el sábado 17 para el lanzamiento de CAF. La info previa los situaba al lado de grupos de hip hop instrumental como The Roots, gracias al contraste entre su cadencia jazzera y la agresión verbal de su MC, ‘Koala’ Contreras (ex FDA). La sala fue certeramente aggiornada para la ocasión: sillones gigantes, iluminación oriental, y los instrumentos, cercanos entre ellos como si de un ensayo con público se tratara.

Nada Más, Nada Menos’ es el prólogo del viaje: comienza y termina en Felipe Salas, baterista e ideólogo del proyecto agitando las baquetas, pero por sobre todo, impone una premisa que debes tener clara: ‘Koala’ no rapea de forma amable. No tiene el flow de Chico Claudio ni el fraseo pop de Juan Sativo. Su registro nasal y afectado impone respeto y se convierte en sello inconfundible de CAF. Para bien o para mal, eso lo defines tú.

La impronta jazzera de CAF se ve pocas veces tan evidente como en ‘Formo Parte de un Engaño’. Las trompetas sampleadas de Dj Spacio y los gritos compartidos de los integrantes dan un aire a jam que les otorga frescura. Por lo demás, siempre se agradece que la música esté orientada a que muevas el culo. Esta lo logra.

Lo más parecido a un single en CAF se llama ‘En Busca de un Nuevo Sueño’. Es su momento más cercano a la canción popular, gracias al respeto por el estribillo y ese acertado sample de Los Prisioneros. Sobre el escenario, ellos se van relajando: gritan a coro cuando la canción se los pide y aunque no haya un micrófono de por medio, todos cantan las letras.

Viene el momento midtempo con ‘Para el Recuerdo de los Nuestros’ y ‘Alerta Roja’. Este es un momento diseñado para el piano de Marcos Meza. Durante todo el show, el bajo de Sebastián Muñoz ha sonado a mayor volumen que el resto de los instrumentos y eso se convierte en una delicia en ‘Ya Perdimos la Paciencia’, una canción con un ‘walking bass’ que recuerda al de ‘Camino’ de Los Tres, y se convierte en soundtrack ideal de una caminata sin destino o tal vez, de un instante muy tenso. Es el minuto drum and bass de CAF.

Influencia’ y ‘En el Jardín’ son fieles ejemplos de mi definición de CAF: síntesis. En ellos se resume la brillante historia de la black music de Chile de los últimos 15 años: pasajes instrumentales ajustados, samples originales, rimas que mezclan lo coloquial y lo formal, guiños a otros géneros y un MC que no podría haber nacido en otro país.

CAF salen de escena tras ejecutar completo su álbum debut en riguroso orden correlativo. Para el regreso, tocan un track más bien oscuro creado pocos días antes (y se nota). Es un final mucho más reflexivo que eufórico, un final atípico tal vez. Creo que yo habría escogido otra canción para terminar. Pero ellos se miran y se ríen: lo lograron. CAF no tiene más de un año de existencia, y ya están para grandes cosas. Son el más reciente eslabón de una exquisita tradición de brillantes exponentes, y van por más. Por ahora, ya han hecho el mejor disco chileno del 2008.