felipe arratia

Thursday, January 15, 2009

Chilenazo!

Mientras veo el comienzo de Los Bunkers, Gepe me pregunta si me animo a ver a Criminal. Me sorprendo, pero acepto: esta vez me saltaré a Los Jaivas. Durante el tiempo que esperamos al grupo de Anton y vemos a los Fiskales Adhok, pienso que este es un lúcido ejemplo de la diversidad musical que ha desfilado el domingo por el Club Hípico.

La partida fue temprano. Reforzando el team de transmisión de Radio Uno y R&P, me tocó llegar a las 11 de la mañana. La segunda Cumbre del Rock Chileno estaba en marcha, tras dos años de la primera edición en el Estadio Nacional. Esta vez, la cifra récord de 82 nombres provocaba expectación. La distribución de escenarios repetía el stage doble de la vez anterior (Azul y Blanco); pero ahora se sumó un escenario más (Rojo), el cual albergaría todas las expresiones de música más intensa.

Con unas 5 mil personas, Tronic abrió los fuegos al mediodía; Chavín y Rigo hicieron un mix de 9 temas en 10 minutos de show, marcando la tónica de las horas iniciales: el escaso tiempo para tocar de varios artistas y su consiguiente frustración. Entre los chicos punk-pop y La Floripondio pasarían 13 horas de música chilena que fue presenciada por unas 40 mil personas. Algunas sensaciones de ese día, a continuación:

**Los problemas de sonido, micrófonos cortados y descoordinaciones varias de los escenarios Azul y Blanco fueron la tónica de las primeras horas del evento. Los mayores afectados fueron los Saiko, ya que durante su show hubo un corte de luz que afectó a los escenarios principales; no obstante, también hubo problemas en los shows de Fran Valenzuela y Silvestre, entre muchos otros. Lamentablemente, en ese aspecto el retroceso fue evidente respecto de la versión anterior. Hordatoj, el MC de apoyo de Anita Tijoux, lo dijo clarito y para todo Chile en vivo: “¡Como el pico el sonido!”

**Muy bien por la tolerancia de las nuevas generaciones de asistentes a shows. Me sorprendió ver a un público tan masivo escuchando en silencio el latero proyecto nuevo de Javiera Parra; optando por la indiferencia con las desafinaciones de Sergio Lagos (indiferencia y no pifias, como dijo LUN) o chequeando atentamente a novatos como Troy, Buey o Chinoy. Hace pocos años esa era una imagen impensable. Al menos a mí me emociona.

**En el mismo ítem de tolerancia, los metaleros –tradicionalmente los más intransigentes en cosa de estilos- dieron una grata muestra de hermandad en el escenario Rojo al integrar sin refunfuñar a los sonidos más indie de grupos como Guiso, The Ganjas, Jiminelson y Yajaira. Yo no supe de conflictos. ¿Y usted?

**Volviendo al tema del público. ojo con la peligrosa ausencia de agua. El domingo hubo 32 grados y las opciones para hidratarse eran: hacer una fila de una hora para comprar una lata de Coca Cola a luca o buscar un par de mangueras gigantes que funcionaban a ratos y sin previo anuncio en mapas o señalética. Dos ejemplos de grandes eventos: en el festival Big Day Out, los guardias repartían bloqueador, y en el Lollapalooza habían varias fuentes de agua para que uno pudiera rellenar su botellita. Creo que el público nacional ya demostró que puede ingresar su propia botella y no se la va a tirar al primer artista fome que aparezca. Este es un tema de salud.

**Hablar es gratis. Podemos comprender que estamos frente a artistas temperamentales y que el micrófono da para todo, pero lo de Alejandro Silva fue derechamente digno de un pelotudo. Su grito: “Que Muera Sergio Lagos” no sólo es resentido, sino irresponsable en el contexto de que le habla a un grupo de gente que actúa como masa y que atiende sus palabras. La idea de la jornada es integrar y no dividir, ni menos predisponer negativamente a una audiencia aún inmadura en esto del respeto a lo diferente.

**La producción apostó por sumar nombres y tratar de integrar la mayor cantidad posible de artistas. Craso error: para que un evento cobre relevancia, HAY QUE GANARSE el derecho de estar ahí. Ello atentó en contra de los que tocaron las primeras tres horas del festival, los cuales tenían por reloj sólo 10 minutos de show. Asi, mejor no estar, dijeron algunos. ¿Cómo andaríamos con 50 artistas en vez de 80, pero que toquen media hora en vez de 10 minutos? Para mí, estos son los que merecieron más tiempo y dejaron a la audiencia con ganas de más: Fother Muckers, Anita Tijoux, Teleradio Donoso, Voodoo Zombie, Funk Attack. ¿Me faltó alguno?

**Hace dos años, el bloque con bandas de los ’80 se justificó como una sesión de nostalgia para apelar al karaoke masivo y rellenar horario en el line up. Esta vez quedó la sensación de que, escuchar los clásicos de siempre de Upa o Sexual Democracia, huele a chiste repetido. Otras decepciones: Los Tres y Jorge González. Sí, leyó bien. Ambos hicieron sets en piloto automático, sin alma y sin mayor interés en generar una postal histórica. De hecho, Jorge hizo un calco del show que armó solo con su guitarra dos años atrás: lo que antes fue una concesión de González a la masa, el domingo fue un remedo desganado, sin ideas ni preparación. El público merece más respeto.

**Si hubiera que escoger a "Miss Cumbre del Rock", mi Top 3 sería:
3.- Denisse Malebrán
2.- Nicole, sorprendemente voluptuosa
1.- Francisca Valenzuela, por paliza. Si no, pregúntele a cualquier hombre que estuviera en la carpa de prensa

Menciones Honrosas: Deborah de Libra y Bernardita de Guiso.

**Las mayores ovaciones de la jornada: Difuntos Correa, Flor Motuda, Lucybell, Sinergia, Chancho en Piedra, Los Bunkers. Y en especial, De Saloon, unos que ya están para horario estelar y son la más viva muestra de cuánto se puede avanzar de una Cumbre a otra.

**Hay músicos que no entienden la necesidad de acatar las reglas. Había relojes con cuenta regresiva en los escenarios y camarines señalando con rigurosidad los timings que se tenían que respetar. Sin embargo, grupos como Troy, pasando por Sexual Democracia y Lucybell, trataron de hacer la avivada. Mala onda: cada minuto de más que toca un grupo en este evento, es un minuto menos para su colega. Si se quiere llegar al nivel de los grandes festivales, es necesario asumir el compromiso adquirido. Lo contrario no es más que una pendejada.

**Si bien todos coincidimos en que el grueso del Line Up era el correcto, se cometió una omisión impresentable: Como Asesinar a Felipes, el combo de hip hop instrumental mencionado por seis medios de comunicación como lo mejor del 2008; sin embargo, no fueron convocados para la Cumbre. Otros ausentes: Javiera Mena, C Funk (radicado en EEUU), Beto Cuevas (¿muy caro?), CHC, Latin Bitman, Sónido Ácido, Lilits, Primavera de Praga, Polter, Ramires. ¿Ideas para el 2010? Repatriar a Pánico o reformar a Tiro de Gracia.

**El bloque de los cantautores como Chinoy o Manuel García era una buena idea en el papel, pero en la práctica el escenario les quedó gigante para sus propuestas intimistas y peor aún, si se veían sus shows de lejos, el sonido del escenario Rojo los tapaba completamente. Propuesta: mantener los mismos escenarios, pero además sumar un escenario pequeño y cerrado (con aire acondicionado, obvio) donde Gepe o Redolés puedan brillar como corresponde.

En suma, con todos sus defectos, la segunda Cumbre del Rock Chileno es un grandioso logro. Pero ojalá a partir de ahora pase de ser un evento excepcional, a ser EL gran barómetro de la realidad de la música local. Es momento para aprender de los errores del domingo con el fin de cuidarlo y perfeccionarlo. Que exista ya, es notable.

Friday, January 09, 2009

Apio Verde

FELIZ CUMPLEAÑOS A MIIIIIIII!!!!

Wednesday, January 07, 2009

Ron Asheton (1948-2009)

Ann Arbor es una ciudad minúscula. Sin embargo, fue en ella donde los fundacionales MC5 encontraron amigos que, como ellos, no respetaban sistema alguno, fumaban toneladas de marihuana y, después de ver en vivo a The Doors, encontraron un nuevo sentido para sus vidas.

Esos amigos eran los hermanos Ron y Scott Asheton, el bajista Dave Alexander y un flaco con la misma personalidad exhibicionista de Jim Morrison: James Osterberg, más conocido como Iggy Pop. Se denominaron los Stooges (‘Chiflados’), y le hacían honor a su nombre. Como recuerda el documental ‘Punk: Attitude’, los esfuerzos aislados de esos radicales en cada pueblo chico de EEUU acabaron sin proponérselo por crear una escena que con el tiempo se tornaría en influencia esencial para generaciones futuras que no sabían cómo decir ‘fuck you’ con música.

Sus tres discos de la época (‘The Stooges’, ‘Funhouse’ y ‘Raw Power’) fueron desastres comerciales; además, en sus shows la gente no entendía nada en medio del bullicio de los acordes de Ron Asheton y de un Iggy Pop que cantaba mientras caminaba como una gallina, se arrojaba al público desde el escenario o derechamente se cortaba el pecho con una botella. Pasarían años antes de que los Ramones desempolvaran esos vinilos y les hicieran justicia: es imposible pensar en la existencia del punk si no hubiera existido el sonido primitivo y nihilista de los Stooges.

Ron Asheton fue el cómplice preciso para esos crímenes: no desviaba miradas, pero orquestaba el caos en la penumbra. Suyos son riffs clásicos como los de “No Fun”, “TV Eye”, "Down by the Street" y en especial, la escandalosa “I Wanna Be Your Dog”. Además, el guitarrista, -fan acérrimo de Pete Townsend-, tuvo la generosidad de pasarse al bajo para el disco ‘Raw Power’ (producido por un amigo de Iggy, David Bowie) cuando Alexander fue expulsado por su alcoholismo (y luego, en 1975, sucumbió por un edema pulmonar).

The Stooges se separaron en 1974 y su posta la tomarían otros agitadores como New York Dolls. Iggy inició una carrera solista apoyado por poderosos amigos como Lou Reed y en particular, Bowie, mientras que sus ex – compañeros de banda cayeron a un anonimato que se extendió por décadas.

Durante ese tiempo, Asheton siguió ligado a la música participando de proyectos como New Order (no los que tú crees), Destroy All Monsters y The Wylde Rattz, la super banda que se juntó para el soundtrack del filme “Velvet Goldmine” y donde tocó junto a amigos como Thurston Moore (Sonic Youth) J. Mascis (Dinosaur Jr) y el influyente bajista Mike Watt. Fue con este último y su hermano que volvió a tocar en vivo los temas de los Stooges. La banda parecía retornar por lo que era suyo: hasta los Red Hot Chili Peppers grabaron su versión de ‘Search and Destroy’ como cara B del single ‘Give it Away’.

La reunión oficial de los Stooges con Iggy finalmente ocurrió en abril del 2003 en el Festival Coachella. Antes, los Asheton y Mike Watt ya habían registrado junto al cantante el inadvertido disco solista, ‘Skull Ring’ (2003). Las múltiples giras que el reformado grupo hizo los trajeron a Buenos Aires el 22 de septiembre de 2006 como número principal del Festival Pepsi Music. Lo que más se recuerda de esa jornada histórica en el Club Ciudad es la partida en llamas con ‘Loose’, la invasión total del escenario durante ‘No Fun’ y el desnudo casi frontal de Iggy, una vez más. A Chile no cruzaron.

Recorrieron Lollapalooza, el SXSW, el prestigioso Glastonbury y cuanto festival apareció en el camino. Envalentonados, se dieron el lujo de editar material nuevo (‘The Weirdness’, 2007) y estaban girando por el mundo con su flamante álbum cuando la muerte pilló a Ron Asheton. Pocos días atrás había vuelto de una gira europea. Lo encontraron el martes 06 de enero en un sillón de su hogar de Ann Arbor con una data de muerte de varios días. Según su asistente, ‘se veía en paz’. Todo parece indicar que tuvo un paro cadiaco, ya que no había indicios de consumo de drogas.

Bobby Gillespie de Primal Scream dijo que ‘Ron tendrá su lugar en la historia de la música. Su forma de tocar era sexy, salvaje, imprudente y libre. Se creó su propio estilo, nadie más tocaba como él.”. Los Stooges justo habían sido nominados para ingresar este año al Salón de la Fama del Rock and Roll, junto a artistas como Chic, Run DMC y Metallica. Dados los sucesos, no hay duda de que lo lograrán. Más rockeros que los Stooges, difícil.

Friday, January 02, 2009

Sobredosis de Alma

Ojalá que el 2009 traiga tanta buena música como promete este trailer. Tal como lo hizo en la subvalorada ‘Dreamgirls’, Beyoncé Knowles sabe en qué roles puede brillar más y se apropia del cuerpo de la mítica cantante Etta James, en ‘Cadillac Records’, el biopic que viene.

Tras los exitazos de crítica y taquilla que dejaron ‘Ray’ y ‘Walk the Line’, las historias de músicos llevadas al cine deberían proiliferar. ‘Control’, la biografía de Ian Curtis de Joy Division, estuvo soberbia, y ya se habla de filmes venideros sobre Miles Davis (con Don Cheadle), Janis Joplin (con Pink), Marvin Gaye y ojo con ‘Notorious’, la inminente película del rapero Notorious B.I.G.

Lo que más me interesa de “Cadillac Records” es que no sólo se centra en Etta James (que además está viva, a diferencia de los otros biopics), sino en todos los protagonistas de la época, encarnados por grandes talentos: el mítico ejecutivo discográfico, Leonard Chess (el oscarizado Adrien Brody), los músicos Chuck Berry (el rapero Mos Def), Muddy Waters (Jeffrey Wright, que estuvo en Ali, Casino Royale y Syriana) y Willie Dixon (Cedric the Entertainer) y Eric Bogosian, como el célebre DJ Alan Freed.

Cadillac Records” no se cuenta como una fábula porque la historia del rock no es así: hay coimas, racismo, aprovechamiento de la ignorancia de los débiles, arreglines truchos y descarados plagios. Ni hablar de la existencia personal de los protagonistas, plagadas de excesos, dobles vidas y ego sin límites. Es sólo rock and roll, pero nos gusta.

A continuación los dejo con el trailer de 'Cadillac Records':