felipe arratia

Tuesday, April 28, 2009

Andrea Arratia Montalva (1973-2009)

Andrea, nadie podrá llenar el vacío que has dejado.































Sunday, April 12, 2009

¿Are you Havin’ a Good Time?

El truco era ingenioso pero ni en sus mejores sueños Stanley y Simmons pudieron imaginar que 35 años después, el público continuaría gozándolo. Kiss llegó por tercera vez a Chile como gran cierre del soñado Pepsi Fest; en esta ocasión, el show acusaba una condición única: en 1994 llegaron a cara limpia y con Black Sabbath, y en 1997 tocaron junto a Pantera (que dieron un show impactante) y se presentaron con los disminuidos Ace Frehley y Peter Criss. Esta vez, con músicos en su mejor forma y sin teloneros, los cara pintada podían hacer historia.

Eso sí, la llegada fue caótica. Era el debut del Estadio Bicentenario de La Florida como lugar para conciertos y estuvimos cerca de vivir en carne propia la película ‘Detroit Rock City’, esa misma en que un grupo de fans de Kiss tiene mil trabas para llegar a ver a sus ídolos. Las vías de acceso al recinto estaban super obstruídas y no nos ayudaba en absoluto que fueran las 7 de la tarde de un viernes.

Ya en el estadio, la sobrecarga de estímulos fue vertiginosa. El giganteso telón con el clásico logo que ocultaba la pirotecnia cayó pasadas las 21:30 horas tras ‘Won’t Get Fooled Again’ de The Who. Segundos antes, en cancha Vip, vi salir de su camarín a los músicos ya caracterizados en sus personajes. La partida con ‘Deuce’ es de antología: el volumen es peligrosamente alto, las lenguas de fuego literalmente queman mi cara y las explosiones de petardos me van a infartar en cualquier momento. Es como si estuviéramos celebrando el mejor Año Nuevo ever.

Gene Simmons, el ‘Demonio’, encabeza la misa negra. Es el quien alterna funciones entre cantar la canción y, más importante, sacar su mosntruosa lengua y mostrársela a todo el que quiera ver. Luego, ‘Strutter’ prolonga el éxtasis y reúne en el centro de la escena a Simmons, Stanley y el ‘Spaceman’, Tommy Thayer, tocando sus instrumentos en coordinación perfecta. Tras el tema, Paul Stanley asume la vocería y anuncia que ‘tonight’s the night’, le manda saludos a la ‘Kiss Army’ de Chile y, cual papá moderno, dice que comprende nuestros sentimientos.

Con el comienzo de ‘Got to Choose’, queda claro que este será el mismo setlist que los neoyorquinos mostraron en Europa durante el 2008. El ‘Starchild’ saca su veta popular y hace cantar al público partido en dos, cual animador del barrio Suecia. Por su parte, en ‘Hotter than Hell’, Simmons alza sus alas de cuero tipo vampiro y pide palmas en el espectacular solo de Tommy Thayer. El track acaba con uno de los más legendarios trucos del cuarteto: el ‘demonio’ escupiendo fuego.

Tras piropear a una chica (‘Hola, guapa’), Stanley anuncia una canción de ‘Kiss Alive’. En realidad no sale originalmente ahí (es de su CD debut, ‘Kiss’), pero ‘Nothin’ to Lose’ da paso a una sucesión de varias canciones del legendario disco en vivo en el mismo orden de esa placa: ‘C’mon and Love Me’, ‘Parasite’ (más rápida y metalera, con Stanley arrodillado), ‘She’ (con extraordinario solo de Tommy Thayer que al final detona tres explosiones con su guitarra, mientras Simmons anuncia ‘We want to comeback. You’re family, Chile’), ‘Watching You’ y ‘100.000 Years’ (por fin vemos al ‘Gato’ Eric Singer luciéndose mientras su batería es elevada a varios metros del suelo). A Stanley sólo se le escucha una frase entre tema y tema: ‘¿Are You Havin’ a Good Time?’.

El ‘Starchild’ toma su guitarra y, como un adolescente cualquiera, juguetea con los acordes de ‘Stairway to Heaven’ para dar paso a ‘Black Diamond’, que tiene en la voz principal al batero, Eric Singer. La última de la tanda es ‘Rock and Roll All Nite’ y si ya dijimos que esto parecía Año Nuevo, ahora parece que está tocando el mismísimo Tommy Rey (como dijo mi amigo Seba): al fuego y las explosiones, se suma una lluvia interminable de papelitos que tapan todo el estadio. Qué postal.

Tras breves minutos de oscuridad, la vuelta es con una curiosa situación: el cuarteto usa el lleno total del estadio como telón de fondo para grabar un spot anunciando el venidero tour por EEUU. Lo que resta del show son sólo himnos, y partimos con ‘Shout it Out Loud’ que gana el premio a la mayor explosión de la noche: aquí sólo queda cantar a todo pulmón. Le sigue ‘Lick it Up', la única representante de su periodo a rostro descubierto.

Llega el momento estelar de Gene Simmons: el ‘diablo’ toma su bajo con forma de hacha y vomita sangre. Luego, es alzado por los aires y desde el nivel más alto de la estructura interpreta ‘I Love it Loud’. Luego, sus compañeros regresan a escena para una gloriosa ‘I Was Made for Loving You’ con esos beats disco que la convirtieron en leyenda.

Para el final, Stanley toma un cable y apoyado de un pedestal, cruza por los aires toda la cancha hasta llegar a la torre de sonido ubicada en el centro del estadio. Desde ahí, el cantante de Kiss interpeta ‘Love Gun’ ante una impactada audiencia. El cierre llega con ‘Detroit Rock City’ sonando en grande y con una cantidad de fuegos artificiales suficientes como para hacer un mes de Año Nuevo en la Torre Entel. Inolvidable.

Los inconformistas de siempre dirán que faltaron ‘I Want You’, ‘Beth’ o ‘Crazy Nights’. Después de lo que vi, da lo mismo. Al borde de cumplir 60 años, Simmons y Stanley se niegan a dejar de testear a diario su impacto. Ya no es por plata (aunque es un factor importante): es sólo por buscar si persiste una certeza: ‘¿Are you Havin’ a Good Time?’

Setlist: Deuce / Strutter / Got To Choose / Hotter Than Hell / Nothin To Lose / C’mon And Love Me / Parasite / She / Watching You / 100.000 Years / Cold Gin / Let Me Go Rock'n'Roll / Black Diamond / Rock And Roll All Nite / Shout It Out Loud / Lick It Up / I Love It Loud / I Was Made For Lovin You / Love Gun / Detroit Rock City

Tuesday, April 07, 2009

Gonzalo Olave (1983-2009)


Sincronías. Siempre había recordado cuando Fuguet escribió en la Zona de Contacto sobre la vez en que escuchaba un CD de Nirvana en un auto y al poner la radio nuevamente, salió la información de su muerte. Exactos quince años después, me tocó el turno a mí: el sábado 04 de abril, algo sin razón hizo que no saliera a carretear y al no tener cable, lo mejor que había eran ‘Mis Años Grossos’. Vi los tres capítulos al hilo y al terminar el tercero, actualizo Emol y ahí estaba la noticia. El tipo que recién me había hecho reir estaba muerto.

Segunda Sincronía: Gonzalo Olave falleció a tres cuadras de la casa de mis papás, en una bocacalle por la que he pasado 50 millones de veces, sobre todo cuando era chico e iba a buscar a mi amigo Rodrigo para jugar a la pelota.

Aquí no se trata de elevar el status de alguien sólo por su partida, ni de hacer más filosofía de la necesaria. Es simplemente un desahogo por el absurdo de la situación: un cabro joven, lleno de proyectos, pintoso y con talento, muerto en estúpidas circunstancias. ¿Alguien pensó en Heath Ledger? Guardando toda proporción posible, yo sí.

Quedan los sentimientos y las anécdotas. Como la de mi hermana: ella es diseñadora de vestuario y siendo estudiante, tuvo que organizar su primer desfile hace unos cuantos años. Algunos alumnos de actuación, elegidos por sorteo, serían los encargados de modelar los diseños. A mi hermana le tocó Gonzalo Olave. Después, incluso, se fueron juntos en la micro.

Descansa en paz, Gonzalo. Nunca habían sido tan necesarias esas palabras. A mí mismo me cuesta encontrar paz, equilibrio y resignación con una situación tan injusta. Una verdadera mierda.

Monday, April 06, 2009

Come on Feel the Noise

El ruido comenzó el sábado, pasado el mediodía. Pocos se enteraron y eso le dio más mística al show experimental que la mitad de Sonic Youth ofreció bajo el nombre de Tall Sirs en Matucana 100. Lee Ranaldo, el canoso con cara de niño bueno, colgó una guitarra del techo, y la tocó con arcos de violín, baquetas, como instrumento de percusión y de cualquier forma que no fuera la convencional. La distorsión era el lenguaje.

Luego subiría el resto de la pandilla: dos chicos que jugaron con máquinas, un roadie igualito a Michael Cera de ‘Supercool’ y el baterista de los héroes neoyorquinos, Steve Shelley. Durante unos 45 minutos fui testigo de cómo se le pueden sacar sonidos imposibles a una guitarra en una ceremonia que tuvo más de rito tribal que de concierto de rock, con gran parte del público extasiado sentado en el suelo de la sala de teatro. Tras esa experiencia única, Ranaldo y Shelley firmaron discos y se sacaron todas las fotos que les pidieron.

Domingo, 21:20 horas: Chile ya le ganó a Perú y ya pasaron los espantosos Betty Boy por el escenario. Qué insulto a la trayectoria de Sonic Youth. Hay nervio: la semana es histórica y puede terminar aún mejor. Tras la oscuridad, uno a uno emergen los cincuentones legendarios que, en conversas informales, anunciaron un show de grandes éxitos. La promesa se cumple: ‘Teenage Riot’ es la primera de la noche y los fans de primera fila no lo pueden creer. ‘Spirit Desire’ susurra como un gato la eterna teen Kim Gordon, que luce una minifalda azul y transparencias que me recuerdan lo que sentí la primera vez que vi un video suyo.

Thurston Moore toma la voz y por los siguientes ocho minutos la anestesia comienza a correr por nuestras venas. El track que vio la luz hace 20 años en ‘Daydream Nation’ acaba en un caos de bulla y distorsión en el que Moore le acerca su guitarra al público y luego la choca con la de Ranaldo. Peak instantáneo.

La muy pop ‘Bull in the Heather’ le sigue y ahora el sobreexcitado soy yo. La canción me trae de regreso a Trabajos de Verano ’95 en Loncomahuida. Qué raro como actúan los recuerdos. Los neoyorquinos están en escena apoyados por el ex bajista de Pavement, Mark Ibold. Obviamente ese dato lo supe después, pero durante todo el show me pareció cara conocida.

Moore dice ‘Hola, Santiago’ y aúlla: ‘Incinerate’, un track más reciente. Y como para que nadie dude de la democracia en esta banda, Lee Ranaldo toma la voz para ‘Hey Joni’, que da paso a una seguidilla de temas de ‘Daydream Nation’, la obra que han interpretado completita en tours recientes. Kim Gordon canta ‘The Sprawl’ con el apoyo de Ranaldo tocando su guitarra con un arco de violín. Es la moda, parece. ‘Cross the Breeze’ cierra la triada y Thurston Moore se sale del libreto: ‘OK, Chile. Numbrer One”.

Momento de Clásicos: ‘Schizophrenia’ derrite las paredes del Arena con texturas gruesas, ásperas y pesadas. Es un sonido que no existía y desde ‘Sister’ en adelante lo tuvimos entre nosotros. Luego, la banda se siente en confianza y se juega por estrenar un track del venidero ‘The Eternal’. La escogida se llama ‘Calming the Snake’ y confirma la voluntad del grupo por orientarse más hacia el formato canción. Tras ese regalo, Moore lleva al límite las posibilidades de distorsión de su guitarra y tras un microsegundo, todos cachamos lo que viene: es ‘100%’, que llena de desbordante emoción al público; el hit que dio a conocer a Sonic Youth a la gran masa (me incluyo), provoca el mayor pogo de la noche

Tras la tormenta, algo de calma. Kim Gordon toma el micrófono y comienza a bailar y mover los brazos como cabra chica en ‘Jams Run Free’; después en ‘Mote’, su pareja, Thurston Moore, asume el protagonismo y desliza su guitarra por cuanto amplificador encuentra y luego se baja del escenario, acercándose peligrosamente a la audiencia. Los gringos vuelven a impactar con ‘Kool Thing’, ese hitazo que suena igual de afilado y peligroso que en 1990. La banda sale de escena tras ‘Pink Steam’ y los presentes nos quedamos mirando como diciendo “valió la pena esperar 15 años”.

El primero en regresar es el eficiente Steve Shelley. Abren el bis con ‘The Burning Spear’, la primera canción de su primer EP, grabado hace casi 30 años. Moore y Ranaldo se baten a duelo por quién machaca más su guitarra con un par de baquetas, en medio de un redoble infernal de Shelley.

Ahora Kim presenta al quinto Sonic Youth (otro más, luego de la efímera presencia de Jim O Rourke) y anuncia “una nueva canción que aún no está en un disco. Eso depende de ustedes”. Más tarde me enteraría que el tema se llama ‘Sacred Trickster’. ‘Silver Rocket’ cierra la tanda y confirma que el disco regalón de la noche se llama ‘Daydream Nation’. Antes de irse, Moore dice simplemente "Thanks" y la rubia inmortal esboza un "Buenas Noches".

Parecía que el lindo sueño acababa, pero hay un segundo regreso. De vuelta a escena, Kim dice “esta es una de las primeras canciones que grabamos y se llama “Shaking Hell". El track, como toda la noche, se complementa perfecto con las imágenes de apoyo: viejos programas de TV, retazos de antiguos clips de la banda y más imaginería kitsch. Pura nostalgia noventera. Esta vez, Moore se instala al lado de Ranaldo y asume el bajo, dejando a su chica al centro, guitarra en mano

El final del show llega con la eterna ‘Expressway to Yr Skull’. La canción es igual a la banda: de trazo libre y formas expansivas. Son casi nueve minutos de chirridos armónicos que le dan un sentido circular a un concierto que partió de modo similar. Ahora sí, se van. El caos nunca había sonado así de hermoso en Chile. Qué semana, Dios mío.

Setlist: Teenage Riot / Bull In The Heather / Incinerate / Hey Joni / The Sprawl / Cross The Breeze / Schizophrenia / Calming the Snake / 100% / Jams Run Free / Mote / Kool Thing / Pink Steam / The Burning Spear / Sacred Trickster / Silver Rocket / Shaking Hell / Expressway to Yr Skull