felipe arratia

Monday, October 30, 2006

¿Who Are You?

Todavía no puedo creer que venga The Who. Creo que no lo creeré hasta que no los vea acá... y en Buenos Aires también...

Esta es una versión de 'Who Are You' en el Evento Benéfico tras la caída de las Torres Gemelas en Nueva York. Esto fue ocho meses antes de que el bajista John Entwistle muriera de sobredosis en su habitación de hotel en Las Vegas, acompañado de dos hermosas prostitutas. Un caso digno de Grissom y el resto de los CSI....

De Chapultepec a Coyoacán

Para graficar el caos que vive Ciudad de México a diario, la película ‘Amores Perros’ se queda muy corta. Literalmente desde que el avión aterriza, el DF te golpea firme con su desorden y violencia: uno como latino se adapta más fácil, pero definitivamente es un lugar al que hay que llegar armado de paciencia, partiendo por los tacos (automovilísticos, en cualquier viaje te demoras más de una hora) hasta la ‘velocidad crucero’ de todo aquel que se supone debe prestarte un servicio (garzones, vendedores, taxistas, botones, etc.).

La cosa partió el miércoles 18. A dos horas de llegar, iba en un taxi camino al Estadio Azteca para el Gran Evento de 40 Principales. Tras recibir todas las credenciales posibles, estaba en condiciones de llegar al camarín de Paulina Rubio si se me daba la gana. Lo impresionante era el marco de público: con Mono parecíamos huasos mirando a los 90 mil presentes, todo gracias a una modalidad muy simple: mandabas un mensaje de texto y de vuelta recibías 5 tickets para el concierto.

El show duraba desde las 18 hasta las 22 horas (era para cabros chicos. Si los organizadores del Festival ‘Hit Me’ hubieran cachado eso….), y la gracia es que todos los artistas hacían sólo sus éxitos: nada de ‘esta es una canción nueva, espero que la escuchen con respeto, bla, bla bla…’. Por el escenario pasaron, entre otros: La Quinta Estación, Alex Ubago, David Bisbal, Paulina Rubio, Diego Torres, y Kudai. Como ven, nada para volverse loco: de hecho, los Kudai (que sí son muy famosos allá) eran como The Cure comparados con el rollo popero del resto. La tanda la cerraron créditos locales con talento bastante cuestionable: Moenia, Zoé y Moderatto (los últimos, una mala broma: eran como sacados de un concurso de malos imitadores de Motley Crue). Por la noche salimos con Mono, Toti Sichel y las ganadoras del concurso a comer al Hard Rock Café.

Al día siguiente, la cosa partió con un breve paso por las instalaciones de Televisa Radio para luego salir corriendo rumbo a la conferencia de Nelly Furtado. Una vez más, la distancia me jugó en contra y llegué a los últimos 5 minutos, aunque bastaron para ver sus ojos cristalinos y su perita de bruja, a lo Nicole. Luego, con Toti cumplimos con un par de compromisos, almorzamos con Gabriel Polgatti, y comenzó la concentración total previa a los MTV Latinos. Eso ya lo detallé a full en otro post, así que pongámosle FF al asunto…. Tras la ceremonia de los MTV, Mono, Toti, una de las ganadoras y yo partimos a una de las fiestas Post Show: la cosa era en ‘Jolie’, una discoteque muy cuica del DF, y donde yo esperaba ver a alguna celebridad. Pffff…. de partida, nos hicieron esperar media hora en la entrada mientras a otra gente que recién llegaba la hacían pasar de una….humillación total!! Finalmente, adentro el lugar era realmente elegante, al lado de una laguna, y con las únicas minas realmente bellas que vi en México. Al menos eso me hizo olvidar que no encontramos ningún famosillo en el lugar.

Para el viernes, había ‘descanso’ de las actividades musicales formales, por lo que se organizó un paseo a las Pirámides de Teotihuacan, que quedan como a 45 minutos del DF; primero pasas a un mini museo que te explica en que consistía esa ciudadela antes, y luego te lanzas a alcanzar la cúspide de las enormes pirámides del Sol y de la Luna. Debo reconocer que mi paupérrimo estado físico sólo me permitió subir una de las dos maravillas; yo creo que si subo la segunda pirámide, todavía seguiría allá tratando de reponer fuerzas. A la vuelta, todos nos echamos en nuestras habitaciones (algunos solos; otros, acompañados…).

En la noche, partimos con Toti y Mono al Salon 21 (como el Teatro Providencia, pero de 2 pisos; el segundo, con mesas y sólo entras si compras una botella de licor caro) para ver a Fall Out Boy, otra de las sensaciones ‘emo’ del minuto. El show duró una hora, durante la cual tocaron su único CD, ‘From Under the Cork Tree’; entre los highlights del concierto sin duda estuvo la energía inagotable de Pete Wentz, bajista y líder de la banda, que no paró en ningún minuto de moverse y remató su performance arrojándose al público. Craso error. Muy México será pero los latinos somos una sola cosa, y al tipo casi se lo comieron vivo: le arrancaron la camisa, lo mechonearon y volvió al escenario con los pantalones a nivel de cara pálida…. En fin, para el final, la banda reservó sus balas más eficaces: ‘Sugar We’re Goin’ Down’ y ‘Dance, Dance’. Suficiente, y de vuelta al hotel. Eso sí, me sentí un anciano entre tanto quinceañero.

Humberto y yo decidimos dedicar el sábado a conocer algunos lugares típicos que nos faltaban. La cosa partió en el Palacio de Gobierno donde encontramos unos murales alucinantes de Diego Rivera; después cruzamos a la enorme Catedral, y de ahí nos fuimos a almorzar al muy famoso ‘Café de Tacuba’ (sí, tal cual). El lugar era increíble: data de principios del siglo XX, y es una especie de restaurant costumbrista, pero con ambientación como el Liguria. Luego, partimos a dar una vuelta al Museo de Bellas Artes, y en el camino nos encontramos con los campamentos de docentes que siguen protestando por la gravísima situación en Oaxaca. Habían unas marchas heavy, y llamaban la atención las banderas con los rostros de Marx y Lenin. ¿Anacronismo? Finalmente, en el Museo nos dio paja pagar así que vimos a lo lejos un mural bakán de Siqueiros.

Ya eran como las 3 pm y el Toti se tenía que ir a ver a De Saloon en la Plaza de Toros por la pega. Tomamos un taxi juntos, y yo me bajé antes porque iba a Coyoacán, a la casa de Diego Rivera y Frida Kahlo. Ese, que fue mi momento más emotivo en México lo detallaré en el próximo post. Por la noche, momento de repetirse el plato con Robbie Williams. ¿Las diferencias con Chile? Tocó en el Foro Sol, un sitio para 35 mil personas (pero ojo, tenía fijados 2 shows) redondo y abierto; llovió mucho durante el concierto completo, y en el setlist, el inglés sacó ‘Millennium’, pero sumó ‘Betterman’ y cerró con la bella ‘She’s the One’. Gran show. Con Robbie, el ticket viene con garantía.

La noche remató en un boliche recomendado por un taxista, pero era tan bananero que lo habrían sacado de ‘Miami Vice’ por kitsch. Créanme que ahí habían verdaderos mafiosos. Al final, volvimos al hotel y nos quedamos con la Caro y la Vale en su habitación acompañándonos en las últimas horas juntos. De regreso, las cosas siempre son diferentes. La fantasía ya había terminado.

Sólo una pregunta final: ¿Alguna vez me tocará con una mina al menos medianamente ‘atractiva’ en el asiento al lado del avión? Este, una vez más, no fue el caso....

Friday, October 27, 2006

Directo desde Melmac

Por alguna extraña y estúpida razón me sigo muriendo de la risa con Alf.....

Thursday, October 26, 2006

¿Están Preparados para Esto?

Quentin Tarantino fue lo mejor que me pudo pasar cuando tenía 16 años. En unas aburridas vacaciones de invierno, mis viejos me dijeron que trajera una película del Video Club para verla 'en familia'. A mí me habían dicho que 'Perros de la Calle' la llevaba, y la traje. Aún recuerdo el rostro de mi mamá con la escena de la oreja....

El tipo de mentón prominente se transformó en obsesión: con 17 años fui a ver a 'Pulp Fiction' el día de su estreno en Chile, y cuando terminó, me quedé a verla de nuevo. No podía creer lo que pasaba frente a mis ojos...

Es cierto: 'Jackie Brown' y 'Kill Bill' no tienen el mismo nivel pero uno lo pasa excelente viéndolas: es pura forma. Se nota demasiado lo bien que lo pasó filmándolas. Ahora, tras el suceso que consiguió Robert Rodríguez con 'Sin City', los genios se han unido para dar forma a 'Grind House', una historia partida en dos: 'Planet Terror' (la de Rodríguez, de zombies) y 'Death Proof' (la de Tarantino).

Se supone que hay misterio en torno a la filmación para ya se han filtrado un montón de detalles y lo más importante: el primer adelanto en imágenes. Por lo que se sabe, ambas historias incluyen trailers de películas inexistentes, y esta sinopsis sería de un 'filme' llamado' 'They Call him Machete', una mezcla entre 'Del Crepúsculo al Amanecer' y 'Sin City'. Aquí está:

Wednesday, October 25, 2006

Mis Primeros Premios MTV

Ya lo escribí antes y lo repito ahora: mi relación con los Premios MTV es directamente proporcional a mi creciente e inabarcable amor por la música. Por lo mismo, cuando supe que iría a México para cubrir la quinta edición de los MTV Latinos, no pude evitar recordar muchas tardes imaginándome haciendo preguntas a los artistas en el Red Carpet como Kurt Loder o John Norris.

La cosa partió el jueves 19 de octubre a las 3 de la tarde. Después de almorzar con Gabriel Polgatti y Humberto Sichel, me vestí elegante de una y pedí el taxi. Desde el Zócalo hasta el Palacio de los Deportes habían 40 minutos de distancia pero Murphy se interpuso y me tocó un taxista de 80 años….y sordo. Si a eso le sumamos que habían mil desvíos en el caótico tráfico del DF, la cosa no pintaba bien. Y se supone que la entrega de credenciales finalizaba a las 17:30.

A las 17:15, y al borde de las lágrimas, logré bajarme del taxi, ¿y para qué? Para encontrarme con una fila de 100 periodistas esperando su credencial…..pffff…. Latinoamérica es una sola……Finalmente, recibí mi ticket para el show y mi credencial que era rosada y decía ‘SOY ARRIVALS ONLY’, dejando en claro que sólo tenía acceso al sitio de ingreso de los artistas: el Green Carpet (sí, la alfombra era verde). Dentro del hangar donde ocurriría todo, habían tres grandes secciones: a la derecha, varias mesas para los periodistas de medios escritos y sus notebooks; más allá, un mini salón para que los gráficos inmortalizaran a los winners con sus lenguas; y en la zona izquierda, el sitio estelar: la pasarela por donde vendrían los artistas.

Un coordinador iba llamando a los periodistas según el número de sección que le tocó: yo era de la Zona 5, lo cual no me sonaba muy bien. Al final, pasó lo que tenía que pasar y toda la prensa (en especial los escasos chilenos) se instaló donde quiso. Yo quedé al lado del periodista de ‘Alfombra Roja’ en un vínculo de mutua utilidad: a mí me servía quedar al lado de una TV (y si era chilena, mejor) para que me dieran más bola los artistas, y a él le servía estar a mi lado porque no sabía distinguir a Julieta Venegas de Shakira.

A las 19:30 horas yo figuraba encajonado. A mi izquierda, dos reporteros radiales de Querétaro y Toluca que me estorbaban hablando con grupos locales (es como el interés que pueda tener un mexicano por Guiso o The Ganjas; o sea, cero); a mi derecha el gigantón de ‘Alfombra Roja’, y más allá, dos cheques a fecha del canal Disney mexicano (una de ellas,un prometedor proyecto de Jessica Alba) y detrás de mí, asistente y camarógrafo del programa nacional apretándome al límite de lo íntimo. Lo que se llama ‘las condiciones ideales para que la prensa trabaje’.

Durante la primera media hora, los que llegaron eran puros ilustres desconocidos: figuras de TV locales, modelitos de turno, algún fenómeno emergente, etc. En todo caso, debo reconocer con vergüenza que dentro de ese pelotón aparecieron los Lucybell. Progresivamente, la cosa se puso buena hasta llegar a un nivel de intensidad en que no tenía necesidad de apagar la grabadora porque todo el rato aparecían artistas. La mecánica con los artistas top era la siguiente: venían con una chaperon/a de MTV y/o del sello que iba viendo a quien darle las notas, priorizando siempre a la TV. La opción ideal era ponerse de acuerdo con los medios que uno tenía alrededor y agruparse para que nos dieran una sola nota a todos. Y eso hicimos, pero aún así tener a los estelares fue imposible.

Los que logré entrevistar fueron: Kudai, Sizu Yantra (voz de Café Tacuba), Panda, Ale Sergi de Miranda!, Allison (los Tronic mexicanos), Fher de Maná, los Calle 13, John Le Compt de Evanescence, Belanova, Diego (el amigo gay de los RBD), Paco Ayala de Molotov, Belinda (mmm, de todo mi gusto), 7.63 segundos con Nelly Furtado, Babasónicos y Carolina ‘Pampita’ Ardohaín, la encarnación física de la perfección, y prueba irrefutable de que Dios existe. De hecho, mientras el reportero del lado le preguntaba por su hija, yo estaba totalmente absorto en su escote. ¿Cuántas veces se está al lado de ‘Pampita’ con un vestido así?

En cambio, las super estrellas pasaron de largo: Amy Lee de Evanescence se fue con las chicas del Canal Disney, Daddy Yankee se lateó y pasó de largo; Robbie Williams tuvo ojos sólo para Jordi Castell, y Shakira llegó al final, rodeada de gorilas y sin pescar a nadie.

A las 20:35 el trabajo en Green Carpet había terminado, y era momento de tomar posición para ver el show. Nos agarraron a todos los chilenos (incluído el ‘irreverente’ Sebastián Eyzaguirre) y nos llevaron a nuestros asientos, bastante bien ubicados por lo demás. Vi el show solo: Toti estaba con Polgatti, y Mono, con las ganadoras del concurso. Ahí me di cuenta de lo estresante e intenso que había sido todo. Decidí sacarme los zapatos, y Shakira entró al escenario. El resto, ustedes lo vieron por la tele.

Sunday, October 15, 2006

Lluvia de Estrellas

Sí, lo sé. No he podido escribir todo lo que quisiera. No suelo hablar de mi vida personal en este espacio pero creo que si alguien entra y ve por una semana la misma publicación, merece una explicación. Básicamente, mi tiempo ha estado ocupado por un largo y emotivo reportaje que ya entregué a Rolling Stone, tres sábados al hilo trabajados en transmisiones especiales de la radio y (aquí viene la mejor parte), la preparación de mi viaje a México!! Sí, este martes viajo al DF para cubrir varios eventos, entre los que están los MTV Latinos. Excelente, ¿no?

Por lo mismo, tenía pendientes los reviews de los shows a los fui en los últimos días y eso es lo que quiero compartir ahora. Gracias por la paciencia:

Javiera Mena en el Centro Mori
(Miércoles 04 de octubre)

El estereotipo funciona: Javiera hace buenas canciones, pero tiene menos voz que yo. Dice que está trabajando en eso (en eso y en una mayor presencia escénica, que no la haga ver como una teen vergonzosa de las cosas que canta) y yo le creo: como no creerle con ese vestidito albo, esa chasquilla ondera, y esas bellas piernas. Por canciones no se queda: ‘Al Siguiente Nivel’, ‘Esquemas Juveniles’ y ‘Cámara Lenta’ están dentro de lo mejor que escuché este año en música chilena. El tema es que se justifique que uno vaya a ver y escuchar esas canciones INTERPRETADAS en vivo, en lugar de quedarte con la versión en CD. Atractivo le sobra a Javiera; el asunto es que lo vuelque en enriquecer su performance en vivo. El disco esté filete, en todo caso.

Babasónicos en el Teatro Caupolicán
(Viernes 06 de octubre)

Esta, que es una de mis bandas favoritas, se merece un post largo y jugoso, pero no en esta ocasión. Sabemos que si el evento se llama Jeans Parade, habrá un desfile y la banda invitada no será lo único importante de la noche. Pero no nos imaginábamos que la pasarela sería instalada literalmente como una barrera entre el público y el escenario. Eso hizo de los 45 minutos de Babasónicos sobre el escenario una verdadera mierda. Se centraron en los singles de sus últimos 3 trabajos (as usual), y ni siquiera la condición imbatible de ‘Suturno’, ‘Así se Habla’ o ‘Deléctrico’ pudo hacer algo por evitar la debacle. Prefiero borrar este recuerdo y evocar que los vi en el Luna Park para el lanzamiento de ‘Infame’, en esa caldera que hubo en La Batuta en febrero, o en el Buenos Aires Hot Festival, justo después de Beck y antes de R.E.M. Ya vendrán tiempos mejores.

NOFX en el Teatro Caupolicán
(Domingo 08 de octubre)

Lo reconozco: tengo toda la discografía de Green Day, pero no manejaba al detalle la historia de Fat Mike y su combo. Sí sabía que estar en el Caupolicán ese día era un deber, y así lo entendieron las más de 4 mil almas que llegaron a gozar. Flaites, cuicos, viejos y péndex, todos unidos en un solo pogo para celebrar la esperada llegada de uno de los nombres más respetados en el punk de los últimos 20 años. En vivo, NOFX golpeó por nocaut: más que acordes acelerados o caras de chicos malos, lo que ellos hicieron en hora y cuarto fue montar la fiesta pero con otra música. Algunos gozan y wevean con reggaeton, y aquí pasa lo mismo, pero con punk rock, ska, y una pincelada de reggae.

Los tipos son unos payasos con demasiados años de circo y saben exactamente cómo tratar a este público y complacerlo: a los tracks cortos y chistes de básica, Fat Mike sumó ácidas críticas al gobierno de George W. (‘Everybody Hates us’, decía cantando) y recibió varias visitas inesperadas de fans frenéticos por abrazarlo. El tipo es un héroe para el público sudamericano, pero sólo se enteró ahora, en una de las canchas más calientes que el Caupolicán vio en años.

Plastilina Mosh en la Oz
(Jueves 12 de octubre)

Jonas y Rosso venden freakerío kitsch. Pero no se trata de rescates con nostalgia, sino de usar elementos del inconsciente colectivo para engrosar su propia propuesta. El jueves en la Oz , a los de Monterrey les faltó una pata importante de su directo: el público. La gente, muy farandulera ella, cachaba poco y nada el repertorio de los cuates y en un show tan energético como este, se necesitaba de algo más que 50 personas saltando. ¿Se les pasó la mano con los decibeles? Tal vez. Eso hizo que sonara demasiado áspero, y muy lejano del funky show que dieron con los músicos de Los Tetas un año antes en La Batuta. Los covers de The Cure y Ramones me parecieron pobres, pero es gracias a momentos bailables como ‘Human Disco Ball’ y ‘Afroman’ que en algún momento de 1998, Plastilina Mosh fueron la gran esperanza blanca de ‘rock en espanol’. ¿Lo mejor? Vi el recital al lado de Cecilia Amenábar. Así todo se pasa mejor.

Nos vemos a la vuelta!

Wednesday, October 11, 2006

El Gran Simulador

Hay un momento exacto en el show de Robbie Williams donde te das cuenta de que estás frente a un tipo con talento superior: es cuando el inglés le dice al público chileno que había perdido la confianza en su capacidad de entretener, y que esta noche, en Santiago, la ha recuperado. El cliché es evidente, burdo y casi equivalente a ponerse la camiseta de la selección. Pero uno le cree. Por alguna inexplicable y estúpida razón uno lo escucha, sonríe y aplaude cuando dice eso. Y nos seguimos dejando entretener por él, convencidos de que dice toda la verdad y nada más que la verdad.

El astro inglés hizo el martes 10 de octubre uno de los más perfectos shows de los últimos años en Chile, primera parada de su ‘Close Encounters Tour’. Técnicamente irreprochable, con un escenario muy similar al que usó U2 en el verano (igual de grande y con una pasarela para acercarle su encanto al público), tres pantallas gigantes de última generación y un team sobre el escenario que incluyó 6 coristas, 3 guitarras, bajo, batería, teclado y DJ. Que no se note pobreza.

Igual cuesta relatar algo que no haya sido ya ampliamente cubierto por los medios musicales y de farándula hoy, y es lógico: a la condición de astro mundial de Robbie, sumémosle el factor ‘Amalia Granatta’ y tenemos a SQP y a la revista Rolling Stone cubriendo un mismo evento.

Eso sí, lo que escuché varias veces hoy fue ‘¿Por qué no tocó (agregar aquí la canción que a ti te faltó)? En mi caso fueron ‘No Regrets’, ‘She’s the One’ y esa joya llamada ‘Let Love Be Your Energy’. ¿Más? ‘Kids’ ‘Supreme’ o ‘Betterman’. Pero bueno: lo increíble es que a pesar de tantas melodías desechadas en el setlist, el concierto mantuvo una categoría superior. De hecho, las escasas 16 canciones en casi dos horas de show obedecen a que Williams no sólo vende buenas canciones: él vende principalmente a Robbie Williams, y para eso fue clave su diálogo prolongado con el público entre tema y tema; el british generó una intimidad alucinante con 50 mil personas en el Nacional, y nadie le reprochó que maximizara el tiempo y cantara más canciones. ¿Cómo carajo se consigue eso? Ah, bueno, pregúntenle a él porque yo ni idea.

Entre otras perlas, Williams fue a ver si una desmayada se encontraba bien, chuteó un peluche que le tiraron, imitó a diversas figuras musicales (Bee Gees, Lou Reed, Elton John, Bob Marley, Elvis), mostró el culo (previo aviso a la gente para que desenfundaran sus flashes), se mofó de su propio pasado con Take That y bueno, como olvidarlo, se acordó de Amalia en ‘Monsoon’, uno de los temas menos caballerosos de su repertorio.

Desde el comienzo con ‘Radio’, advertimos que la fortaleza estaba en Williams como showman, aunque, contrario a lo que la ‘seudo-prensa-musical-shúper-alternativa-hablo-de-Velvet-Underground-y-soy cool’ dijo, el hombre canta y tiene un registro bastante decente. ‘Rock DJ’ trajo el delirio inmediato, y luego, el show se fue transformando en una segunda oportunidad para darle más valor a canciones que no lo tenían en mi inconsciente. Eso fue lo que me pasó con la gloriosa ‘Tripping’ y su alargue con el ‘every little thing’s gonna be alright’, o con ‘Come Undone’ (un video NO-TA-BLE) y ‘Advertising Space’, dos lentos impecables. ‘Millenium’ y ‘Strong’ son dos gemas de predecible impacto, pero fue curioso que tocara ‘Make me Pure’ o el swing ‘Me and my Shadow’.

Después de que hizo ‘Feel’ (mi canción favorita) ya me podía ir tranquilo a casa. Pero quedaba más: de regreso al escenario vestido de rapero Old School, Williams se mandó ‘Let me Entertain You’, y una versión sobresaliente de su nuevo hit, ‘Rudebox’, con un juego de luces y coreografía que eran una verdadera invasión a los sentidos. El cierre no podía ser de otra forma: ‘Angels’ se impone por presencia y funciona en todo tipo de circunstancias. Es la ‘We Are the Champions’ de Robbie Williams.

En todo caso, me quedó la sensación de que el hombre tiene ese arrastre por algo muy simple: Robbie se siente cercano porque tiene espíritu de guatón parrillero. No se compra la pomada del galán y cuando juega a hacerlo, es para reirse del cliché de los galanes; muestra la guata y bromea con su pasado de jalero. Su inseguridad de ex -gordo lo hace ser el primero en agarrarse pa’l weveo para anticiparse a las tallas del resto. Es el clásico guatón buena onda amigo de todos y payaso del grupo. Sólo que este tiene ojos claros, acento british y personalidad magnética. Y claro, se llama Robbie Williams.

Monday, October 02, 2006

15 años de 'Nevermind'

Hoy en día, Nirvana es la modernidad y también, la última gran revolución musical.

Nirvana, esa simple palabra que hace 15 años era sinónimo de algo muy diferente a lo que la asociamos hoy. O tal vez no tanto. Nirvana, sinónimo de Kurt Cobain, y de inocencia interrumpida. Nirvana, algo superior a mi banda favorita: parte de mi proceso de vida para aprender a amar la música.

En enero de 1992, uno de los regalos de mi cumpleaños fue un VHS. Yo podía grabarle lo que quisiera, y mi respuesta fue automática: quería grabar videoclips (llegué a aglutinar más de 3.000 videos distribuidos en 52 casettes). Empecé esa misma noche y aunque no lo grabé, me llamó la atención un clip sin una trama lógica pero con un estribillo pegajoso. ¿El nombre? ‘Smell Like Teen Spirit’.

Nevermind’ apareció en EE.UU. el 24 de septiembre de 1991, y la onda expansiva llegó a Sudamérica en el verano siguiente. Para marzo, cuando volví al colegio, a TODOS les gustaba Nirvana. TODOS. Mi compañero Iván Alcaíno (un autista mega freak) me prestó el cassete. Cuando puse ‘Play’, no paré hasta llegar al final de ese track oculto y distorsionado llamado ‘Endless, Nameless’. Recuerdo que al escuchar los gritos del rubio en ‘Territorial Pissings’ sentí el vértigo de lo inexplicable: ¿Por qué gritaba así? ‘Eso no se actúa’, pensaba yo. Algo le pasa: algo que no entiendo. Gritaba con la intensidad con la que uno a veces quiere pero no se atreve.

Tras conocer ‘Come as you are’, ‘Lithium’ y ver la clásica carátula, Nirvana era todo lo que un péndex de 14 años como yo quería escuchar. Los recuerdos son múltiples y muy variados. Escojo uno: el reporte de Jorge Aedo (sí, el mismo que hoy habla sobre Cote López en ‘Intrusos’) para ‘Sábado Taquilla’ en un gritado despacho en diferido realizado desde abajo del escenario mientras Nirvana realizaba su único show en Buenos Aires un 30 de octubre de 1992. Incluso, Aedo se dio el lujo de entrevistar a Krist Novoselic, nada menos. Un momento de culto como pocos, tan bizarro como la entrevista de Jennifer Warner a los Beastie Boys para SQP en el contexto de los VMA LA’04. No sólo hablaban idiomas diferentes: parecía que estaban en planetas distintos….

Es difícil de explicar sin que suene engrupido o como algo inventado por MTV, pero el éxito de Nirvana tuvo mucho que ver con una sensación ambiente de ese minuto: aparecer en el lugar y el momento correctos. A mí me pillaron en la adolescencia, lejos el periodo más inseguro y extremo que uno vive. Por eso mismo, el nihilismo de Cobain me sonaba honesto y coherente con lo que yo buscaba en la música: intensidad y verdad.

Me extendería demasiado si hablara de cuánto me gusta el ‘In Utero’ o de cómo supe del final de Cobain. No viene al caso. Sólo me parece heavy pensar que hace ya 15 años mis orejas fueron abiertas de esa forma. De hecho, Nirvana es un tema sensible para mí, y los escucho sólo en casos especiales, ya que la voz de Cobain me bajonea mucho: a propósito de la salida al mercado de los diarios privados de Kurt Cobain queda claro que, al igual que otros que tomaron su camino, él no estaba hueviando: no era sólo un junkie reventado que se podía morir en cualquier momento; también era un tipo frágil y muy lúcido que captó rápidamente que las cosas estaban yendo por un camino que no le interesaba, pero ya no había nada que pudiera hacer al respecto. O tal vez sí.

Más allá de toda la mercadotecnia alrededor de la figura de Cobain, escuchar Nirvana hoy es escuchar a un tipo incómodo al que no le gusta lo que ve, y se hunde en sarcasmos dolorosos y amargos para acusarlo, pero siente que la batalla ya está perdida. ¿Actitud adolescente? Puede ser. ¿Decisión cobarde? De más. ¿Icono Cultural? Sin ninguna duda. Cobain es el emblema de una juventud paralizada por el miedo, guiada por los instintos y frustrada por los hechos. Después de todo, por eso mismo Cobain se convierte en tu héroe cuando no eres más que un espíritu adolescente.

Al poner ‘Drain You’, la regresión es inmediata: mi cara se vuelve a llenar de espinillas, no sé cómo hablarle a las chicas, y me refugio en mis audífonos dejando que él vomite lo que yo ya decidí tragar. Después de todo, tengo más de 27 años y opté por arriesgarme a vivir…..

Para pinchar, MTV tiene acá un reporte adicional sobre la influencia cultural de ‘Nevermind’, y aquí está la mini-mini entrevista que le hice a Dave Grohl en Australia el 2003.

Aquí se puede ver una entrevista de 1993 con Kurt y su hija Frances Bean en brazos:

Sunday, October 01, 2006

"Miami Vice", State of Mind

Una de las cosas que he hecho toda mi vida es ver mucha tele. Tengo muchísimos recuerdos de cultura pop asociados a cosas que vi de chico en TV (las primeras pechugas televisivas las vi en ‘Flashdance’, por ejemplo). Y con el tiempo, me fue cansando el esquema heroico de películas y series tipo ‘chico-salva-a chica-y-elimina-al-malo’: lo sentía irreal, predecible y en definitiva, fome.

Hasta que me encontré con ‘Miami Vice’.

Como buen hermano mayor, sufrí de la censura paternal bastante más que mis hermanas, por lo que había un montón de cosas que a mí no me dejaban ver y que hoy harían morirse de la risa a un péndex. ‘Otros tiempos’, diría Julio Martínez…

Que me dejaran ver ‘Miami Vice’ fue un avance radical de modernización de mis viejos, aunque a veces los notaba incómodos por ciertas escenas (no los culpo). ‘Miami Vice’, para la mente de un niño de 12 años, era como conocer el mundo real: los protagonistas también podían morirse, y la frontera entre buenos y malos era, a lo menos, difusa. Cada vez que defiendo ‘Miami Vice’ en una conversa de amigos, todo el mundo piensa que es en tono irónico o la típica actitud del nostálgico tipo ‘Fiesta Kitsch’ (¿han visto algo más idiota que a un tipo de 30 que anda cantando las canciones del Tío Memo?). Nada más lejos de la realidad. Esa está entre mis series favoritas de la vida, junto con Murphy Brown, Seinfeld, y Six Feet Under.

La historia ya se la saben todos: Sonny Crocket y Rico Tubbs trabajan en la división ‘Crimen Organizado’ de la policía de Miami, donde deben infiltrarse continuamente entre delincuentes y traficantes para hacer respetar la ley. La gracia de todo esto es la ambigüedad moral de los protagonistas y quienes los rodean, y la oscuridad omnipresente: la sensación de agobio que va desde las ojeras de Sonny, pasando por la muerte innecesaria de inocentes, hasta la libertad de los malos gracias a resquicios legales. Como la vida misma, ¿no?

Sonny y Rico no se escapan de eso: el primero sufre la muerte de su esposa a manos de los narcos, y el segundo venga con sus propias manos al asesino de su hermano, el mítico Calderon. Inolvidable es el capítulo en el que muere el partner de ambos, Zito, en una redada antinarcóticos.

Y respecto del relativismo moral, en la oscurísima última temporada era muy freak ver a las detectives Trudy y Gina mezclar su trabajo de policías encubiertas con ‘trabajitos’ como verdaderas damas de compañía; o ver a Sonny haciendo transacas de droga en serio, confundiendo completamente su rol de guardían de lo establecido.

‘Miami Vice’ quedó en mi retina porque supo crear un universo propio, único e inconfundible: todo el mundo recuerda la secuencia de créditos iniciales con la música de Jan Hammer y la imagen con el edificio con un árbol al medio (que, dice el mito, fue diseñado por un chileno), la mirada sombría del Teniente Castillo, el cocodrilo Elvis en el bote de Sonny, los cameos interminables de celebridades actuales y futuras, la ciudad de Miami y su Art Deco como fondo perfecto para la acción y claro, el terno blanco de Sonny homenajeado hasta decir basta.

Hoy fui con mi papá a ver la película basada en la serie.

Un dato esencial me daba confianza para no decepcionarme: Michael Mann es el director. Mann es el Productor Ejecutivo y uno de los creadores de la serie (además hizo las grandiosas ‘El Informante’ y ‘Collateral’), y se propuso hacer algo que respetara el espíritu original, pero con libertad creativa. Nada de cameos pelotudos ni remakes en talla. Esta serie es seria.

A mí modo de ver, la película cumple: hay ética claroscura, un guión coherente, locaciones alucinantes, momentos catárticos, y Colin Farrell y Jamie Foxx son respetuosos de quienes hicieron antes ese rol, manteniendo actuaciones contenidas, silenciosas y sin excesos. Al final, eso sí, me quedó la sensación de que simplemente vi un episodio de larga duración de la serie: pensé que si hacían una película, era porque Mann tenía una trama brillante entre manos. No es el caso. Al menos, las expectativas eran altas y no salimos cabizbajos del cine. Por lo demás, está increíblemente bien filmada.

Farrell y Foxx como Sonny y Rico me siguen dejando con ese dejo de amargura y cinismo de la serie: la sensación de que saben que tratan de tapar el sol con un dedo porque ya está demasiado la cagada alrededor de ellos. Por eso, comprendemos sus permanentes caras largas. Es lo que hay.

Los dejo con dos perlitas de la serie original.

Aquí está la recordadísima secuencia con 'In the Air Tonight' de Phil Collins:



Y acá están las secuencias finales del último capítulo: