Chilenazo!
Mientras veo el comienzo de Los Bunkers, Gepe me pregunta si me animo a ver a Criminal. Me sorprendo, pero acepto: esta vez me saltaré a Los Jaivas. Durante el tiempo que esperamos al grupo de Anton y vemos a los Fiskales Adhok, pienso que este es un lúcido ejemplo de la diversidad musical que ha desfilado el domingo por el Club Hípico.
La partida fue temprano. Reforzando el team de transmisión de Radio Uno y R&P, me tocó llegar a las 11 de la mañana. La segunda Cumbre del Rock Chileno estaba en marcha, tras dos años de la primera edición en el Estadio Nacional. Esta vez, la cifra récord de 82 nombres provocaba expectación. La distribución de escenarios repetía el stage doble de la vez anterior (Azul y Blanco); pero ahora se sumó un escenario más (Rojo), el cual albergaría todas las expresiones de música más intensa.
Con unas 5 mil personas, Tronic abrió los fuegos al mediodía; Chavín y Rigo hicieron un mix de 9 temas en 10 minutos de show, marcando la tónica de las horas iniciales: el escaso tiempo para tocar de varios artistas y su consiguiente frustración. Entre los chicos punk-pop y La Floripondio pasarían 13 horas de música chilena que fue presenciada por unas 40 mil personas. Algunas sensaciones de ese día, a continuación:
**Los problemas de sonido, micrófonos cortados y descoordinaciones varias de los escenarios Azul y Blanco fueron la tónica de las primeras horas del evento. Los mayores afectados fueron los Saiko, ya que durante su show hubo un corte de luz que afectó a los escenarios principales; no obstante, también hubo problemas en los shows de Fran Valenzuela y Silvestre, entre muchos otros. Lamentablemente, en ese aspecto el retroceso fue evidente respecto de la versión anterior. Hordatoj, el MC de apoyo de Anita Tijoux, lo dijo clarito y para todo Chile en vivo: “¡Como el pico el sonido!”
**Muy bien por la tolerancia de las nuevas generaciones de asistentes a shows. Me sorprendió ver a un público tan masivo escuchando en silencio el latero proyecto nuevo de Javiera Parra; optando por la indiferencia con las desafinaciones de Sergio Lagos (indiferencia y no pifias, como dijo LUN) o chequeando atentamente a novatos como Troy, Buey o Chinoy. Hace pocos años esa era una imagen impensable. Al menos a mí me emociona.
**En el mismo ítem de tolerancia, los metaleros –tradicionalmente los más intransigentes en cosa de estilos- dieron una grata muestra de hermandad en el escenario Rojo al integrar sin refunfuñar a los sonidos más indie de grupos como Guiso, The Ganjas, Jiminelson y Yajaira. Yo no supe de conflictos. ¿Y usted?
**Volviendo al tema del público. ojo con la peligrosa ausencia de agua. El domingo hubo 32 grados y las opciones para hidratarse eran: hacer una fila de una hora para comprar una lata de Coca Cola a luca o buscar un par de mangueras gigantes que funcionaban a ratos y sin previo anuncio en mapas o señalética. Dos ejemplos de grandes eventos: en el festival Big Day Out, los guardias repartían bloqueador, y en el Lollapalooza habían varias fuentes de agua para que uno pudiera rellenar su botellita. Creo que el público nacional ya demostró que puede ingresar su propia botella y no se la va a tirar al primer artista fome que aparezca. Este es un tema de salud.
**Hablar es gratis. Podemos comprender que estamos frente a artistas temperamentales y que el micrófono da para todo, pero lo de Alejandro Silva fue derechamente digno de un pelotudo. Su grito: “Que Muera Sergio Lagos” no sólo es resentido, sino irresponsable en el contexto de que le habla a un grupo de gente que actúa como masa y que atiende sus palabras. La idea de la jornada es integrar y no dividir, ni menos predisponer negativamente a una audiencia aún inmadura en esto del respeto a lo diferente.
**La producción apostó por sumar nombres y tratar de integrar la mayor cantidad posible de artistas. Craso error: para que un evento cobre relevancia, HAY QUE GANARSE el derecho de estar ahí. Ello atentó en contra de los que tocaron las primeras tres horas del festival, los cuales tenían por reloj sólo 10 minutos de show. Asi, mejor no estar, dijeron algunos. ¿Cómo andaríamos con 50 artistas en vez de 80, pero que toquen media hora en vez de 10 minutos? Para mí, estos son los que merecieron más tiempo y dejaron a la audiencia con ganas de más: Fother Muckers, Anita Tijoux, Teleradio Donoso, Voodoo Zombie, Funk Attack. ¿Me faltó alguno?
**Hace dos años, el bloque con bandas de los ’80 se justificó como una sesión de nostalgia para apelar al karaoke masivo y rellenar horario en el line up. Esta vez quedó la sensación de que, escuchar los clásicos de siempre de Upa o Sexual Democracia, huele a chiste repetido. Otras decepciones: Los Tres y Jorge González. Sí, leyó bien. Ambos hicieron sets en piloto automático, sin alma y sin mayor interés en generar una postal histórica. De hecho, Jorge hizo un calco del show que armó solo con su guitarra dos años atrás: lo que antes fue una concesión de González a la masa, el domingo fue un remedo desganado, sin ideas ni preparación. El público merece más respeto.
**Si hubiera que escoger a "Miss Cumbre del Rock", mi Top 3 sería:
3.- Denisse Malebrán
2.- Nicole, sorprendemente voluptuosa
1.- Francisca Valenzuela, por paliza. Si no, pregúntele a cualquier hombre que estuviera en la carpa de prensa
Menciones Honrosas: Deborah de Libra y Bernardita de Guiso.
**Las mayores ovaciones de la jornada: Difuntos Correa, Flor Motuda, Lucybell, Sinergia, Chancho en Piedra, Los Bunkers. Y en especial, De Saloon, unos que ya están para horario estelar y son la más viva muestra de cuánto se puede avanzar de una Cumbre a otra.
**Hay músicos que no entienden la necesidad de acatar las reglas. Había relojes con cuenta regresiva en los escenarios y camarines señalando con rigurosidad los timings que se tenían que respetar. Sin embargo, grupos como Troy, pasando por Sexual Democracia y Lucybell, trataron de hacer la avivada. Mala onda: cada minuto de más que toca un grupo en este evento, es un minuto menos para su colega. Si se quiere llegar al nivel de los grandes festivales, es necesario asumir el compromiso adquirido. Lo contrario no es más que una pendejada.
**Si bien todos coincidimos en que el grueso del Line Up era el correcto, se cometió una omisión impresentable: Como Asesinar a Felipes, el combo de hip hop instrumental mencionado por seis medios de comunicación como lo mejor del 2008; sin embargo, no fueron convocados para la Cumbre. Otros ausentes: Javiera Mena, C Funk (radicado en EEUU), Beto Cuevas (¿muy caro?), CHC, Latin Bitman, Sónido Ácido, Lilits, Primavera de Praga, Polter, Ramires. ¿Ideas para el 2010? Repatriar a Pánico o reformar a Tiro de Gracia.
**El bloque de los cantautores como Chinoy o Manuel García era una buena idea en el papel, pero en la práctica el escenario les quedó gigante para sus propuestas intimistas y peor aún, si se veían sus shows de lejos, el sonido del escenario Rojo los tapaba completamente. Propuesta: mantener los mismos escenarios, pero además sumar un escenario pequeño y cerrado (con aire acondicionado, obvio) donde Gepe o Redolés puedan brillar como corresponde.
En suma, con todos sus defectos, la segunda Cumbre del Rock Chileno es un grandioso logro. Pero ojalá a partir de ahora pase de ser un evento excepcional, a ser EL gran barómetro de la realidad de la música local. Es momento para aprender de los errores del domingo con el fin de cuidarlo y perfeccionarlo. Que exista ya, es notable.