El Karaoke Nuestro de Todos los Años
Las ojeras y el bronceado no son casualidad. Acabo de volver del Festival de Viña, mi sexto festival. Y bueno, me traje en la maleta lo mismo de siempre: caña, grandes shows, conferencias aburridas, preguntas tontas, grandes amigos/as que sólo veo en esa fecha, periodistas de las que me enamoro y desenamoro, y carretes muy buenos y otros muy fomes.
Pero, se supone que me envían esencialmente para ver shows y hablar de ellos. Criticar y opinar. Sentir y pensar. Y también, estar ahí para ver qué le pasa al público con sus artistas favoritos. Para ver si logran homologar sobre un escenario la emoción que te regalaron en formato compacto.
En pocas líneas, esto fue para mí el Festival de Viña 2007:
La Oreja de Van Gogh: El 2005 su éxito rotundo fue sorpresa; ahora era obligación. El único elemento escénico novedoso que presentaron fue la cintura de Amaia Montero. Con las canciones solas a mí no me alcanza; eso sí, fueron el primer karaoke masivo.
Bacilos: La despedida menos emotiva de la historia de la música. Si Jorge Villamizar pretende seguir en la música, necesita un curso de carisma urgente. Y un new look. ¿Qué le habrá visto Julieta Venegas?
Tom Jones: Venía con cartel de leyenda y respondió. Es un atípico caso en que se aglutinan calidad artística con un temporal de hits. Ser sexy a los 66 sin verse patético es un logro y él lo consigue dosificando su energía. Para ‘It’s Not Unusual’, lo homenajeé con el baile de Carlton en el ‘Príncipe del Rap’.
Mario Guerrero: Mal el pelo. Mal los nervios. Mal el repertorio. Mal tocar ‘Getsemaní.’ Bien la bailarina.
Los Bunkers: Tuvieron postales sobresalientes como el final sicodélico de ‘Ahora que no Estás’, o cantar ‘Pobre Corazón’, mi favorita. Eso sí, Panchito Durán abusó del recurso de darle estrofas al público. La falta de comunicación del quinteto con la audiencia sigue siendo el gran “pero”. Grandes interpretes, en todo caso.
Gustavo Cerati: Mezquino. Calcó sus shows de agosto pasado en el Caupolicán (guiño a Bowie incluído), y cambió a Flavio Etcheto por Richard Coleman. La guitarra es ahora su mejor amiga, pero lo que resultó fue un show autista y sin alma. Era EL escenario para jugar más con la historia de Soda Stereo, mas Gus no concedió nada. Estoy en mi punto más bajo de fanatismo hacia él.
Ana Torroja: Antes de que tocara, estaba convencido de que sería una lata. Después, estaba desatado cantando ‘Maquillaje’. Creo que mi inconsciente había reprimido la cantidad de canciones que me sabía de Mecano. Y Ana se veía más bella que en el ’91. Sus piernas, entre lo mejor de Viña 2007.
Kudai: Pintaban para cracks pero no se repusieron al horario, el público adverso (que pedía a Ana Torroja) y a un show cuadrado y con muy poca naturalidad (además, el papá de Pablo Holman y bajista de Congreso no tenía nada que hacer ahí). Se demoraron 4 canciones en meter un hit, y me pareció escuchar pistas de apoyo. A su favor, la segunda mitad prendió mejor y tienen en Gaby Villalba un sólido elemento escénico.
Los Tres: Cuando uno cree que ya ha visto demasiadas veces a Los Tres como para que te ofrezcan algo nuevo, se despachan un show notable. Repertorio bien escogido, interpretación pulcra, y el sarcasmo de siempre. La propaganda del aborto y el discurso de Allende no se vieron forzados sino como parte de una propuesta integral. De primer nivel.
Alvaro Salas: Mató de entrada con los chistes cortos; más tarde, el aburrido retorno de Pujillay le debe haber recordado porqué se separó de ellos.
Fito Páez: No lo vi y espero nunca verlo. Me repugnan hasta sus lentes.
Bryan Adams: El típico caso del artista anglo que llega piolita y la rompe. ¿10 años sin un hit? Puede ser, pero su show estuvo plagado de baladas conocidas. Era como poner la FM Dos todo el rato.
Lucho Jara: Era como ver ‘Vértigo’, pero sin Yerko. O sea, fome.
‘Palta’ Meléndez: Divertido, pero excesivamente largo. Bien por las imitaciones y por hacer mierda a la clase política.
Lucybell: Pocas novedades en relación a su visita anterior a Viña. Eso sí, Claudio Valenzuela insiste en ensuciar las canciones con demasiada distorsión e intros prolongadas e innecesarias. Poco para contar por acá.
Ricky Martin: El mejor show del Festival. Bastaba con su sola presencia escénica pero tuvo el paquete completo: bailarinas, músicos expertos, una intro excelente, lentos mega conocidos, y una versión de ‘Livin la Vida Loca’ superior a la original. Una performance perfecta.
Axel: Un revival a lo que eran los jurados en los viejos tiempos de Viña: tres canciones y pa’ la casa. No daba para más tampoco.
Don Omar: Lo que NO tiene que pasar cuando ves un show de reggaeton es que te den ganas de quedarte sentado. Vi el show sentado casi todo el rato. Tenía hits y el público a su favor, y lo funó con su show plano y lento. Una lata.
¿Raya para la suma? De un tiempo a esta parte, las jornadas festivaleras han mutado de presentaciones cortas de 4 o 5 artistas a verdaderos conciertos de 2 (máximo, 3) personajes por noche, con la idea de concentrar energía (y dinero, sospecho) en nombres realmente potentes. Más allá de que a uno le gusten o no nombres como Kudai, prácticamente no hubo rellenos en este festival. El criterio para escoger a los artistas es la popularidad y creo que de los taquilleros del año sólo faltó RBD.
¿Nos veremos el 2008? Ni idea. Ni Sergio Lagos sabe eso y lo voy a saber yo…