Brian Molko, Queen of Drama

Desde que los Beatles se juntaron con la prensa gringa en el ’64 y les preguntaron porqué no se cortaban el pelo, quedó claro que la tensión era algo inherente en un encuentro en donde el más interesado en que exista este diálogo (si no, el único) es el promotor del evento o la compañía discográfica. La cosa es vender; si además se genera un momento memorable, eso dependerá sólo de los involucrados.
Saco todo esto a colación porque hoy me tocó asistir a una de las conferencias de prensa más incómodas y desafortunadas que ha dado un artista en Chile. Brian Molko y el resto de Placebo se comportaron como tres grandísimos hijos de puta, sin mediar provocación alguna (llámese preguntas pelotudas o consultas innecesariamente puntudas) de nuestros queridos colegas que tantas veces antes nos dejaron como el gremio más patético y amateur que existe (Robbie Williams, Miguel Bosé, etc.).
Mi primera conferencia de un artista ‘grande’ fue la de Alanis Morrisette en el ’96 a la cual por supuesto, me colé. Después vendrían otras memorables como la de Green Day (éramos como 8 personas, y eso que yo andaba con 2 amigos), la de Jamiroquai, con Jay Kay dando jugo y haciendo imitaciones de lo volado que estaba, o la de Smashing Pumpkins, con Billy Corgan dejando en ridículo a Antonia Campero y Matías Fuentes por hacer preguntas huevonas.

A fines del 2000, llegué a Radio Rock&Pop y como ellos siempre han sido super potentes como marca, me acostumbré (o malacostumbré, tal vez) a saber que siempre tendría acceso a algo exclusivo como periodista. A las notas con los artistas que venían de visita, sumé múltiples entrevistas telefónicas que, por lo bajo, me permitieron ejercitar con mucha fuerza el inglés.
Los últimos dos años, la avalancha de visitas ha sido constante. Pero muchos han sido reacios a hablar y sólo han preferido cumplir con lo mínimo; es decir, con darle 5 o 10 minutos sólo a los medios oficiales. Avril Lavigne, Simple Plan, Good Charlotte, The Strokes, Oasis, y Franz Ferdinand son algunos nombres que se me vienen a la mente. Otros, como los White Stripes, derechamente ni salen del hotel.
Durante lo que lleva el 2007, DG Medios ha dado un golpe al mercado al adjudicarse el 90% de los eventos musicales a la fecha. Y ha conseguido generar conferencias de prensa consecutivas con monstruos como Coldplay y Roger Waters. Era el turno para Placebo.
Lo primero: posarían en un salón aparte para los fotógrafos. Después de pedirle permiso hasta a la Bachelet, logré que me dejaran entrar con mi cámara pichiruche. ¿Para qué? Para literales 30 segundos de los tres tipos parados (sólo parados, ni siquiera posando) con la más absoluta displicencia.

La cosa tomaba cuerpo. Recibieron una interesante pregunta sobre la industria farmacéutica. Pero cuando les preguntaron por música chilena y Lucybell, se empezó a pudrir la cosa. A la tercera consulta sobre sus teloneros, Molko lo dijo fuerte y claro: ‘Esta es una conferencia de Placebo, y no de Lucybell, mi amor...”
Pero sólo estaba tomando vuelo. Al consultárseles sobre posible futuras colaboraciones (que la banda ha hecho muchas), dijeron riendo entre ellos que no tenían amigos en el Reino Unido. Y cuando les preguntaron a qué atribuían su enorme éxito en América Latina, esbozó un torpe: ‘Es que somos rockstars.’
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Fin del asunto.
Un sabio dijo por ahí que una delgada línea separa la genialidad de la estupidez. Amo la provocación: me excita y emociona ser testigo de cosas que no puedo epxlicar y cuestiona mis límites. El rock es eso, en esencia. Pero aquí, el escenario era muy diferente. Nadie preguntó idioteces. Nadie quiso quitarles protagonismo. La subversión ocurre particularmente cuando hay sistemas represivos; aquí estábamos todos del lado de Placebo. Pero ellos mismos se marginaron y debilitaron su mensaje con su actitud antojadiza, caprichosa e incomprensible, digna del peor redneck.
¿Contra qué te rebelas, Brian? Los periodistas somos un blanco demasiado fácil. Eso es señal de fatiga de material.